Cómo las tarifas de EE.UU. revelan la vulnerabilidad de Brasil en el comercio global

¿Cómo nos afecta la nueva tarifa del 50% de EE.UU. a Brasil?

La reciente imposición de tarifas del 50% sobre productos brasileños por parte de Estados Unidos ha dejado al descubierto la fragilidad de la economía del país. Pero, ¿por qué siempre nos quedamos en la búsqueda de culpables en lugar de encontrar soluciones? Este tipo de medidas no son nuevas, y su historia revela un patrón de respuesta que, la verdad, podría considerarse alarmante. Es momento de replantear la situación: no solo debemos preguntarnos quién es responsable, sino también qué acciones son necesarias para revertir esta tendencia de estancamiento económico.

Las tarifas y su impacto en la economía brasileña

La Sección 301 de la Ley de Comercio Exterior de EE.UU. le permite a la administración imponer sanciones unilaterales, como tarifas, a países que considera que no cumplen con los estándares comerciales. Brasil ha sido víctima de este instrumento en el pasado, especialmente en los años 90, cuando se vio forzado a adoptar una ley de propiedad intelectual que beneficiaba más a EE.UU. que a su propia industria. Aunque ese cambio tuvo ciertos aspectos positivos, cerró las puertas a la producción de medicamentos genéricos, un sector en el que Brasil podría haber prosperado. ¿Te imaginas cómo hubiera cambiado el panorama si hubiéramos mantenido esa producción?

Por otro lado, India decidió mantener su derecho a producir genéricos y ha desarrollado una de las industrias más robustas del mundo en este ámbito. Hoy, India abastece el 47% de los genéricos consumidos en EE.UU., mientras que Brasil ha quedado rezagado. Este contraste ilustra la importancia de una política comercial que no solo reaccione a las presiones externas, sino que también busque construir una base económica sólida y autosuficiente. ¿No es hora de que Brasil también tome la delantera en este aspecto?

El estancamiento de Brasil en el contexto global

Los datos económicos cuentan una historia desalentadora. Mientras que el PIB de Brasil se ha estancado e incluso ha disminuido ligeramente, otros países del BRIC han visto un crecimiento exponencial. En 2010, el PIB de Brasil era de USD 2.2 billones, mientras que China ya alcanzaba los USD 6 billones. Hoy, Brasil se encuentra en una posición de fragilidad económica que debe ser abordada con urgencia. La dependencia de la economía brasileña de la extracción de recursos naturales, en lugar de la innovación y la diversificación, ha limitado su capacidad de respuesta ante desafíos globales. ¿Cómo podemos cambiar esta narrativa?

Además, la mayor parte de las exportaciones brasileñas se centra en productos básicos como café, hierro y petróleo, donde el país no tiene un control significativo sobre los precios. Esta dependencia lo hace vulnerable a la competencia de nuevos entrantes, como el café de Vietnam, que amenaza con desplazar a Brasil en el mercado internacional. ¿No deberíamos diversificar para ser más competitivos?

La necesidad de un cambio de mentalidad

Es perturbador observar cómo la reacción a las tarifas impuestas por EE.UU. ha sido más sobre la búsqueda de culpables que sobre la formulación de un plan de acción. Este enfoque refleja una falta de liderazgo y visión que debe ser abordada. En lugar de preguntarse «¿de quién es la culpa?», Brasil debería centrarse en «¿qué debemos hacer ahora?». Hay muchas acciones que se pueden tomar.

Primero, es imperativo desarrollar la producción de tierras raras, que son esenciales en la economía digital y tecnológica actual. Brasil tiene recursos significativos en este ámbito, pero carece de una dirección clara para aprovecharlos. Además, es crucial que el país reconozca su dependencia digital de infraestructura extranjera. Actualmente, el 60% de la carga digital brasileña está alojada en centros de datos en EE.UU., lo que plantea un riesgo significativo para la soberanía digital del país. ¿No es hora de invertir en nuestras propias capacidades?

Si Brasil no comienza a actuar con rapidez y claridad, corremos el riesgo de ser cada vez más dependientes de decisiones tomadas en el extranjero. El futuro de la economía brasileña depende de una reevaluación radical de nuestras estrategias comerciales y de inversión. La oportunidad está sobre la mesa, pero la acción es esencial. ¿Estamos listos para dar el paso y cambiar el rumbo?