El pasado domingo, la victoria de los libertarios en las elecciones locales de la ciudad se ha convertido en tema de discusión, especialmente por la notable baja participación de los votantes. Lo interesante es que ambos fenómenos parecen estar entrelazados por un individualismo tóxico que caracteriza nuestros tiempos. En lugar de entrar en descripciones grandilocuentes sobre conquistas leonas, este análisis busca destacar la relativa magnitud de este resultado electoral. Aunque podría considerarse un avance para el partido PRO, ya que aumentaron su representación, el panorama general sugiere que algo más profundo está ocurriendo en la política de la ciudad.
Desglose de los resultados electorales
En lugar de ofrecer todos los detalles de las 17 listas presentadas, es más útil clasificarlas en cuatro categorías amplias: libertarios (cinco listas) con un 35.24%, peronistas (tres) con 29.89%, ex-miembros de Juntos por el Cambio (cuatro) con 28.82% y la izquierda (tres) con un 3.87%. Los votos en blanco representaron gran parte del resto. Mientras que las encuestas de opinión pronosticaban que ocho de las 17 listas tenían opciones de ganar un escaño en la Legislatura de la ciudad, solo cinco lograron entrar, con siete listas que no alcanzaron el uno por ciento. La Libertad Avanza obtuvo un 30.13% y ganó 11 escaños, lo que representa un aumento neto de cinco. Por su parte, el peronista Es Ahora Buenos Aires logró un 27.35% y ganó 10 escaños, sumando dos más. El PRO, con un 15.93%, ganó cinco escaños, un aumento neto de tres, mientras que Volvamos Buenos Aires retuvo sus tres escaños. El Frente de Izquierda mantuvo uno de sus dos escaños en juego.
El efecto de la baja participación
Sin embargo, quizás lo más significativo de estos resultados es que un 46.8% del electorado decidió no participar, lo que prácticamente reduce a la mitad los porcentajes mencionados. Esto se asemeja a la situación en Chaco, donde una torrencial lluvia de 16 pulgadas durante el fin de semana electoral desvió la atención de los votantes. Este factor podría explicar por qué la victoria kirchnerista, que se esperaba dadas las divisiones a su derecha, no se materializó, especialmente en la tradicionalmente peronista Comuna 8, donde la participación se mantuvo por debajo del 45%. Pese a ello, también se detectó un giro de última hora en el 15% de indecisos, según los analistas. Pero, a decir verdad, la participación fue igualmente baja en los bastiones del PRO como Recoleta, Palermo y Belgrano, donde el primer distrito se vio especialmente afectado. Este fenómeno sugiere que la candidata a la alcaldía, Silvia Lospennato, perdió más terreno por la indiferencia de los votantes de clase alta que por el desvío hacia el candidato de Milei, Manuel Adorni, quien atrajo a los votantes en busca de estabilidad económica.
Implicaciones para el futuro político
Los titulares reflejan un triunfo de Milei y un desastre para el PRO, ambos puntos de vista son precisos, pero también relativos. El eslogan primitivo pero efectivo “Adorni es Milei” se hizo eco en las encuestas, donde su 30% replicó exactamente los porcentajes de Milei en todas las rondas de votación de 2023. Sin embargo, solo cuatro de cada siete votantes en una baja participación optaron por las dos listas principales, lo que cuestiona la narrativa de polarización. El daño al PRO se había hecho antes, como se puede inferir del aumento de escaños que lograron el domingo pasado. La decisión del alcalde de la ciudad, Jorge Macri, de trasladarse de Vicente López a la capital nacional había elevado su perfil, pero también había puesto de relieve su incompetencia. En este contexto, es evidente que los verdaderos perdedores fueron los radicales de la UCR, quienes no solo perdieron todos sus escaños, sino que también quedaron detrás de la Coalición Cívica, sus socios menores en la extinta coalición Juntos por el Cambio.
Este análisis de los resultados electorales no agota la complejidad de la situación. La política de la ciudad se encuentra en un punto crítico, y el impacto de estos resultados será objeto de seguimiento en futuras discusiones. En esta jornada electoral, la victoria libertaria representa no solo un cambio en la distribución del poder, sino también un reflejo de las tensiones y divisiones que caracterizan la política contemporánea. Es un momento crucial para reflexionar sobre hacia dónde se dirige la ciudad y cómo se están formando las alianzas políticas en este nuevo panorama.