Los supper clubs han tomado un auge impresionante en la Ciudad de México. Se trata de espacios donde la comida se convierte en una experiencia compartida. Ya sea que llegues solo, con una cita o en grupo, la sensación es la misma: te sientas en una mesa comunal, rodeado de extraños que pronto se vuelven familia. Aquí, el menú se sirve al estilo familiar, donde todos comparten platos y anécdotas, creando un ambiente que recuerda más a la cena en casa que a un restaurante convencional.
La magia de compartir la mesa
La esencia de los supper clubs radica en la conexión humana. Un plato compartido puede transformar un grupo de desconocidos en amigos en cuestión de minutos. En un mundo que anhela conexiones auténticas, estos espacios ofrecen un refugio donde la cultura gastronómica global se sirve en un ambiente acogedor y relajado. Aunque la idea de los supper clubs no es nueva, sus raíces se remontan a la época de la Prohibición, han resurgido con fuerza tras la pandemia. Los chefs encuentran en ellos una oportunidad para experimentar con ingredientes de temporada y darle un giro a la comida reconfortante.
Un ejemplo de innovación: Nogal Nogal
Un claro ejemplo de este fenómeno es Nogal Nogal, un supper club en la Roma Norte. Rebeca Ortiz y Xavier Pinero, los propietarios, iniciaron su aventura durante la pandemia vendiendo pasteles de nuez y pizzas napolitanas. Tras una breve etapa en San Miguel de Allende, regresaron a la Ciudad de México, estableciéndose en un espacio acogedor donde invitados y anfitriones comparten la misma sala y un sentido de pertenencia. Este lugar no solo ofrece comida, sino una experiencia que redefine la cena.
Recuerdos de la infancia y el camino hacia la cocina
La gastronomía ha sido siempre central en la vida de los chefs, aunque ser chef es un capítulo más reciente para muchos. La historia de uno de ellos, que recuerda las cenas familiares con platillos como el cangrejo frito y las banquetas cantonesas, revela cómo la cocina ha sido una constante, incluso sin formación formal. Trabajando desde joven en el negocio familiar, su amor por la comida se ha desarrollado a través de los años, moldeando su paladar y su enfoque culinario.
Una noche típica en el supper club
Las noches de supper club son íntimas y cuidadas. Con una sola tanda de asientos y una lista de invitados fija, se prioriza la calidad sobre la cantidad. La preparación en la cocina es frenética, desde la elaboración de un flan hasta el horneado de pasteles de nuez. Cuando los invitados llegan, el nerviosismo se disipa rápidamente con una copa de vino natural y una cálida bienvenida.
Un menú que sorprende
La cena suele comenzar alrededor de las 8 p.m. y el menú promete deleitar: desde ricotta casera con ajo confitado hasta un jugoso picanha. Cada plato es una obra de arte, con un enfoque en ingredientes frescos y combinaciones sorprendentes. La creatividad en la cocina es palpable, y cada bocado invita a los comensales a disfrutar y a compartir sus impresiones, fomentando un ambiente de camaradería.
Más que una simple comida
En una ciudad que ofrece desde comida callejera hasta restaurantes con estrellas Michelin, los supper clubs presentan una alternativa única. Son espacios donde la comida no es solo un sustento, sino un medio para conectar, compartir historias y recordar por qué la gastronomía une a las personas. Así que, si buscas más que solo una comida, si anhelas una experiencia que te haga sentir como en casa, no dudes en probar un supper club. Podrías salir con nuevos amigos y una historia que vale la pena contar.