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El sistema Cutzamala, una de las infraestructuras hídricas más importantes de México, ha dado señales de recuperación en sus niveles de agua. Pero, ¿realmente podemos celebrar este avance? ¿Estamos fuera de peligro o simplemente es una ilusión pasajera? Con un 43% del agua que llega a la Ciudad de México proveniente de este sistema, resulta crucial no solo analizar la situación actual, sino también evaluar la viabilidad a largo plazo de esta infraestructura.
Los números que cuentan la historia
De acuerdo con el último informe de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), el sistema Cutzamala ha alcanzado un nivel del 56.44% de su capacidad total, lo que se traduce en 441.7 millones de metros cúbicos. Este aumento es notable comparado con los niveles que se registraron durante la temporada seca, que va de noviembre a mayo. Sin embargo, lo que realmente importa es la sostenibilidad de este crecimiento y cómo se presentará en el futuro.
En la última semana, el sistema logró recuperar 9.45 millones de metros cúbicos. Las presas que abastecen a la Ciudad de México, como Valle de Bravo, están al 70.4%; El Bosque, al 42.8%; y Villa Victoria, al 41.7%. Este incremento se debe a las intensas lluvias, que han duplicado o triplicado los volúmenes de los embalses en comparación con años anteriores. Pero, ¿será suficiente para asegurar la estabilidad hídrica en los meses venideros?
Es fundamental recordar que, a principios de junio, los embalses apenas alcanzaban entre el 48% y el 52% de su capacidad. La recuperación reciente se debe en gran medida a un efecto acumulativo de lluvias históricas en la región, pero, ¿qué sucederá cuando cesen estas precipitaciones? Este es un punto crítico que muchos análisis pasan por alto.
Desafíos que persisten y lecciones a aprender
A pesar de estos números esperanzadores, las autoridades han anunciado que continuarán implementando cortes programados de agua en varias alcaldías de la Ciudad de México, como Iztapalapa y Álvaro Obregón. Esto indica que, aunque los niveles de agua han mejorado, la infraestructura sigue enfrentando retos significativos. En el mundo, muchos sistemas hídricos, incluido Cutzamala, tienen un burn rate que no siempre se refleja en las cifras recuperadas.
Este sistema, que capta, almacena y distribuye agua del alto cauce del río Cutzamala, está compuesto por siete presas y seis plantas de bombeo. En su mejor momento, puede proporcionar entre el 30% y el 40% del agua potable consumida por el Área Metropolitana del Valle de México. Sin embargo, la dependencia de fuentes externas y el estado de las infraestructuras existentes ponen en duda su sostenibilidad a largo plazo. He visto demasiadas startups caer cuando no se evalúan estas variables esenciales. Así como esas empresas, el sistema Cutzamala necesita un análisis profundo sobre su capacidad para adaptarse a las condiciones cambiantes del clima y la demanda de agua.
Conclusiones y pasos a seguir
Para quienes dirigen proyectos o son fundadores, la lección es clara: nunca subestimar la importancia de evaluar la sostenibilidad de cualquier sistema. La infraestructura hídrica no es la excepción. La reciente recuperación del sistema Cutzamala nos recuerda que, aunque los números pueden parecer positivos, la verdadera prueba será su capacidad para enfrentar las presiones futuras. Los datos de crecimiento cuentan una historia diferente cuando se analizan detenidamente. La clave radica en la planificación a largo plazo y en implementar estrategias que aseguren la resiliencia y sostenibilidad del recurso hídrico.
En resumen, aunque el sistema Cutzamala ha mostrado signos de recuperación, es fundamental mantener un enfoque crítico y seguir evaluando los datos para asegurar que esta infraestructura vital no solo sobreviva, sino que prospere ante los desafíos climáticos y operativos que se avecinan.
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