La situación de Claudia Sheinbaum como presidenta de México se torna cada vez más compleja, especialmente cuando se trata de la industria automotriz. Desde la desaceleración económica hasta las tensiones con Estados Unidos, las decisiones que deberá tomar son cruciales y abarcan diversas áreas, incluyendo comercio, infraestructura, salud y, por supuesto, la producción automotriz. Pero, ¿qué hay de la creciente presencia de los vehículos y la inversión china en el país?
Crecimiento de la producción automotriz en México
Desde la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) hace más de 30 años, México ha emergido como uno de los mayores productores de vehículos en el mundo. En 2024, se lograron casi 4 millones de vehículos producidos, marcando un récord y un incremento del 5.5% respecto al año anterior. Cabe destacar que un impresionante 88% de esta producción se destina a la exportación, siendo más del 80% hacia Estados Unidos. Pero la historia no se detiene ahí; la industria de autopartes también ha crecido, alcanzando más de 120 mil millones de dólares, con 87% de sus productos exportados. Este crecimiento ha posicionado a México como el quinto mayor productor de vehículos y el cuarto en autopartes a nivel mundial. Sin embargo, las complicaciones surgen cuando analizamos el mercado interno.
La dualidad del mercado automotriz mexicano
En el último año, las ventas de vehículos en el mercado nacional alcanzaron casi 1.5 millones, un aumento del 10%. Pero aquí está lo sorprendente: solo el 34% de los vehículos vendidos fueron producidos en el país, mientras que el 66% fueron importados. Esto es paradójico, considerando que México exporta un 88% de su producción. De esos vehículos importados, aproximadamente un tercio proviene de China, lo que significa que los autos chinos representaron alrededor del 20% del mercado automotriz nacional el año pasado. Este giro es notable, dado que hace unos años la presencia de autos chinos en el país era prácticamente inexistente.
La competencia china en el mercado mexicano
¿Cómo es posible que México, un país con una robusta industria automotriz, se convierta en el mayor importador de vehículos chinos? Esta pregunta es central. En los últimos años, varias marcas chinas, como BYD y JAC, han hecho su entrada triunfal en el mercado, y aunque GM tiene plantas en México, la mayoría de sus vehículos producidos son exportados. De hecho, es en los autos de GM fabricados en China donde se encuentra la mayor parte de las importaciones hacia México. Esto plantea serios interrogantes sobre la estrategia de la industria automotriz mexicana.
Inversiones y oportunidades futuras
La situación se complica aún más con el interés de varias firmas chinas en establecer plantas en México. BYD, por ejemplo, ha estado coqueteando con anuncios durante más de un año, pero hasta ahora no ha habido confirmaciones. La construcción de concesionarios de autos chinos ha proliferado, como el caso de un nuevo concesionario de BYD que se está levantando en San Miguel de Allende, donde resido. Sin embargo, es difícil imaginar que en el clima comercial actual, especialmente con la presión del gobierno estadounidense, se realicen anuncios significativos de nuevas plantas.
Retos del USMCA y su impacto en la industria automotriz
El acuerdo Estados Unidos-México-Canadá (USMCA) está programado para ser renovado en 2026, y las amenazas de Trump a lo largo de este proceso han dejado a muchos en la industria automotriz preocupados. La posibilidad de aranceles sobre los productos mexicanos sigue siendo una sombra que afecta las decisiones de inversión. La mayoría de las ventas de vehículos en México son importaciones, y con la presión para que las empresas aumenten su inversión en Estados Unidos, parece que el flujo de inversión extranjera directa en México podría estancarse. Esto, sin duda, podría frenar el crecimiento del PIB del país.
Las opciones de Claudia Sheinbaum
Entonces, ¿qué puede hacer la presidenta Sheinbaum ante esta encrucijada? Tiene varias opciones, desde detener la inversión extranjera directa china hasta limitar las importaciones de vehículos. Sin embargo, estas medidas podrían tener repercusiones negativas para los consumidores mexicanos, quienes podrían perder el acceso a vehículos de alta calidad y bajo costo. Por otro lado, podría ofrecer un cupo que limite el porcentaje de ventas de autos que pueden venir de China sin aranceles, intentando equilibrar las exigencias del USMCA y la necesidad de mantener el acceso a vehículos competitivos. Pero, sinceramente, ¿es esta realmente la mejor opción para México?
La incertidumbre en la industria automotriz parece ser más aguda que nunca, y el avance de la inteligencia artificial y la robótica podría cambiar la dinámica del empleo en este sector. En fin, quizás el plan de Sheinbaum para desarrollar un auto eléctrico mexicano llamado “Olinia” no sea tan descabellado después de todo.
¿Qué opinas tú sobre las decisiones que debe tomar Claudia Sheinbaum? La discusión está abierta.