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Brett Cowan, condenado a cadena perpetua por la violación y el asesinato de un niño de 13 años, es castigado en prisión por un recluso: el hombre le vierte agua hirviendo.
Viola y mata a un niño: en la cárcel le echan agua hirviendo en la cabeza
Viola y mata a un niño: encerrado en la cárcel, un preso le vierte agua hirviendo en la cabeza. El asesino, Brett Cowan, sufrió una quemadura que afectó al 15% de su cuerpo. Se trata de un castigo ejemplar, que va más allá del que ya había recibido del juez, y que simboliza que con los niños no se juega.
El mal episodio, que golpeó al asesino en la cárcel, es una primera advertencia sobre la dura ley de la prisión. El hombre, Brett Cowan, es un australiano de 48 años que cumple una condena por violación y asesinato en la prisión de Queensland, donde está recluido desde 2003.
Violación y asesinato de un niño: cárcel
Cowan fue víctima de la ley penitenciaria: otro recluso, Adam Davidson, le arrojó un cubo de agua hirviendo en la cabeza.
El objetivo de Davidson, que está cumpliendo una condena de tres años de prisión, era castigar al australiano de 48 años por sus acciones sobre el niño maltratado.
El hombre, que fue trasladado al hospital con graves quemaduras, había secuestrado, violado y matado a un niño de 13 años, Daniel Morcombe. Cowan fue condenado a cadena perpetua por el crimen.
Otro recluso de la prisión, Adam Davidson, de 30 años, le recordó el sufrimiento del niño y quiso castigar a su compañero.
Según los informes, Cowan estaba jugando a las cartas en el Centro Correccional de Wolston, en Queensland (Australia), cuando fue atacado por Davidson.
El recluso, de 30 años, supuestamente le golpeó por detrás, le echó un cubo de agua hirviendo y luego le golpeó. El hombre fue trasladado al hospital, donde se le diagnosticaron quemaduras en el 15% de su cuerpo.
Davidson admite su culpabilidad
Tras quemar a Cowan, Adam Davidson admitió su responsabilidad ante la dirección de la prisión. «Lo hice», dijo el joven de 30 años, «tenía que hacerlo, es un enfermo». El objetivo para Davidson era «hacerle sentir el mal», lo mismo que había hecho Cowan con el niño de 13 años, pero las intenciones no eran las de matarlo.
El fiscal encargado de la investigación también confirmó la versión de Davidson: ‘No quería hacerle daño’, explicó, ‘sino hacerle sentir el mismo dolor que le hizo sentir a David’.
El asesinato del niño de 13 años
Brett Cowan fue condenado a cadena perpetua en diciembre de 2003 por el secuestro, violación y asesinato de Daniel Morcombe, de 13 años.
Los restos del niño de 13 años solo se encontraron más tarde, en 2011, después de que los agentes consiguieran extraer una confesión del pederasta, que también les llevó al lugar donde se había deshecho del cuerpo del menor.
Roslyn Atkinson, jueza del Tribunal Supremo, que condenó a Cowan, no describió al hombre como un monstruo o un pedófilo, sino como una persona normal: «Lo mataste», dijo el juez, «porque sabías que si se escapaba te atraparían. Sabías que habías cometido un crimen terrible».
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