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En la provincia de Udine, una pareja especialmente fogosa exasperaba a sus vecinos con los ruidos que, día y noche, caracterizaban sus relaciones sexuales. En este contexto, uno de los vecinos decidió escribir una carta para denunciar el problema.
Unos vecinos escriben una carta a una pareja ruidosa y calurosa: ‘Le dije a mis hijas que la señora es una descuidada’
En la ciudad de Udine, algunos ciudadanos viven en un edificio construido en los años 60. Las paredes de las casas no se distinguen por la calidad de la insonorización y, por ello, son muchos los inquilinos que -a todas horas del día y de la noche- escuchan con molestia y una buena dosis de vergüenza el ruidoso coito de una joven pareja que vive en el edificio.
Ante tal circunstancia, uno de los vecinos de la pareja que vive en el edificio junto con su mujer y sus dos hijos pequeños decidió intervenir y escribir una carta para denunciar el problema.
En concreto, la carta comienza así: «Buenos días, soy el inquilino del piso de abajo. En primer lugar, me gustaría felicitarle, porque a partir de nuestras pruebas de frecuencia, intensidad y duración, usted arriba confirma la existencia y la importancia del amor, del tipo hermoso. Puede que te sorprenda, pero te lo agradecemos, nos recuerdas a nuestra juventud.
‘Le dije a mis hijas que la señora es una descuidada’
A continuación, la carta se refiere al ruido procedente del piso: «Pero… bueno, sí, hay un problema. Tu pasión debe estar contextualizada: el condominio no está insonorizado de un piso a otro y tu cama debe estar un poco vieja porque chirría y tu impetuosidad (de nuevo enhorabuena) la mueve a menudo de su sitio, arañando el suelo -y especifica-. Debajo de ti vive una familia con dos niñas pequeñas: hemos tenido que hacerles creer que la joven de arriba es un poco juguetona, ya que suele saltar en la cama igual que ellas y es una gran despistada, porque cuando mueve la cama suele tropezar o hacerse daño en los pies y gritar o gemir de dolor… querida joven, te has ganado toda la simpatía de nuestras hijas».
Una pareja ruidosa y apasionada escribe una carta: «Le pedimos que haga algo al respecto»
Por último, el vecino concluye la carta insistiendo una vez más en la vergüenza que siente al escribir y expresa una petición explícita a la pareja ruidosa: «No hay manera de decirles lo embarazoso que es para nosotros señalarles esto, simplemente les invitamos a hacer algunos ajustes -si es posible- en sus hábitos en vista del contexto. Estaría bien que a partir de cierta hora la música y el ruido estuvieran a un nivel algo más bajo. Con envidia, te saludamos».
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