La niña de siete años muere mutilada por unos perros callejeros cuando volvía a casa después de una clase de música. La pequeña Margarita Kanorskaya, hija de un piloto ruso condecorado por Vladimir Putin, fue emboscada en un estrecho carril de la región rusa de TransBaikal y no tuvo forma de escapar.
Una niña de 7 años muere mutilada por una jauría de perros callejeros cuando volvía a casa tras una clase de música
La pequeña Margarita Kanorskaya, hija de un militar condecorado por Vladimir Putin, fue emboscada en un estrecho carril de la región rusa de TransBaikal y no tuvo forma de escapar.
Le arrancaron una pierna y le mutilaron la cara.
La ropa de la niña, incluido un guante rojo, estaba esparcida por la nieve.
La policía tuvo que ahuyentar a los perros para acercarse a su cuerpo, que había sido arrastrado a un descampado.
Las imágenes muestran el funeral de la trágica niña, al que asistieron sus compañeros de clase, y que tuvo lugar tras las airadas protestas de los habitantes del pueblo de Domna, a unos 30 kilómetros al suroeste de la capital regional, Chita.
La niña era la única hija del piloto condecorado de las fuerzas aéreas, el mayor Anton Kanorsky, que fue condecorado personalmente por Vladimir Putin por su valentía en Siria.
Su esposa, una profesora, fue trasladada al hospital por el shock que le produjo el ataque mortal a la niña.
El pueblo, de 6.300 habitantes, alberga una base militar.
Cuando estalló la ira en el pueblo por la supuesta falta de atención de las autoridades a las advertencias sobre las violentas jaurías de perros, el gobernador de la región, Alexander Osipov, se apresuró a ir a Domna para intentar apaciguar a los habitantes.
«Es imposible expresar nuestro dolor y nuestra pena con palabras», dijo.
«En nombre de toda la región expreso nuestro apoyo a toda la familia del niño. Investigaremos a fondo la tragedia».
Advirtió que las leyes rusas no permiten a los funcionarios locales librar a las comunidades de los perros callejeros.
Los lugareños han respondido con grupos de vigilancia enviados para disparar a los perros callejeros, según los informes.
Se hizo un altar en la escuela donde Margarita estudiaba y su madre es profesora.
Una mujer de la zona dijo entre lágrimas: «¿Cuál es la diferencia ahora? Aunque cojamos armas o palos, no nos devolverá a esta niña. Era su única hija».
Otra maestra local dijo: «Llevo toda la noche llorando. Yo misma fui atacada por varios perros.
«Me mutilaron, y por suerte no tocaron a los niños que volvían de la escuela justo a mi lado».
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