Kaija Millar, de 34 años, dejó a Easton, de 14 meses, en el coche durante casi cinco horas mientras jugaba bingo y a las máquinas tragaperras en el interior de un hotel, antes de mentir a los que acudieron a ayudar.
Una madre encontró a su bebé echando espuma por la boca tras dejarlo en un coche caliente durante 5 horas
Una madre que encontró a su hijo echando espuma por la boca y con convulsiones después de estar atrapado en un coche muy caliente mientras ella jugaba, ha sido encarcelada.
Millar, encarcelada durante tres años tras declararse culpable de causar lesiones graves por negligencia, aparcó el coche en el exterior del hotel de Melbourne (Australia) cuando las temperaturas ya habían alcanzado los 31ºC.
Mientras Easton permanecía atado al coche, las temperaturas subieron hasta unos angustiosos 37,5ºC.
Un tribunal australiano escuchó que cuando Millar regresó al coche, alrededor de las 3 de la tarde, éste echaba espuma por la boca, tenía convulsiones y no respondía.
Volvió corriendo al hotel Point Cook en busca de ayuda, mintiendo a los que acudieron sobre lo que había sucedido.
Millar dijo a las personas que estaban en el hotel que su hijo estaba sufriendo la neblina de humo del incendio forestal en la zona, y además mintió para cubrir sus huellas diciendo que sólo había estado en el coche durante dos horas con las ventanas bajadas y el aire acondicionado encendido.
Les dijo a los paramédicos que no le dijeran a su marido que había estado jugando y afirmó que había controlado a Easton cada dos horas, algo que las imágenes de las cámaras de seguridad desmintieron.
Aunque Easton sobrevivió a su terrible experiencia, ha quedado con graves discapacidades que «afectan a todos los aspectos de su funcionamiento», informa 9News.
La jueza Felicity Hampel dijo que estas discapacidades eran una consecuencia directa de las acciones de Millar.
Le dijo a Millar: «Esto no fue un accidente trágico. Su hijo sufrió estas lesiones porque usted lo dejó desatendido y sin cuidado dentro de un coche cerrado en un día caluroso».
«Una madre razonable… se habría dado cuenta de que su conducta… creaba un alto riesgo de muerte o lesiones realmente graves», dijo.
Alegaron que tenía un funcionamiento intelectual inferior a la media, lo que le impedía juzgar
Sin embargo, el juez Hampel dijo que Millar sabía que sus acciones eran inaceptables, ya que siguió mintiendo a quienes acudieron a ayudarla. El juez Hampel dijo que la cárcel era la única opción para castigar a Millar.
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