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La mujer fue obligada a vender el bebé a una pareja sin hijos a cambio de 104 dólares. Ella esperaba que fueran suficientes para alimentar a su familia durante otros seis meses; en medio de la creciente crisis de hambre que sufre el país bajo el régimen talibán.
Vendió a su hijo para alimentar a su familia
La mujer de 40 años, de la provincia de Jawzjan, al norte del país, se vio obligada a vender al bebé a una pareja sin hijos a cambio de 104 dólares; que esperaba fueran suficientes para alimentar a su familia durante otros seis meses.
Según Daily Mail, la situación de la familia fue descubierta por la organización sin ánimo de lucro Save the Children, que todavía tiene trabajadores sobre el terreno distribuyendo los alimentos que tienen a los necesitados.
La madre afgana contó a los trabajadores benéficos que dio a luz a los gemelos -un niño y una niña- hace unos cuatro o cinco meses; poco después de que la sequía obligara a la familia a abandonar su granja.
Aunque en un principio había planeado quedarse con los dos niños, a la familia le resultaba muy difícil conseguir alimentos suficientes incluso para uno de ellos.
Su marido, de 45 años, trabaja como jornalero; pero, reveló que ha tenido que esforzarse para encontrar sólo un par de días de trabajo a la semana.
Y, que los ingresos de un día apenas cubren dos días de gastos para su familia. El segundo hijo de la pareja también trabaja en el mercado cercano empujando los carros que los propietarios de los puestos utilizan para transportar sus productos, pero rara vez consigue trabajo, ya que los propietarios suelen preferir utilizar a niños más fuertes.
La situación sobrepasó a la familia
Con sus nuevos bebés llorando continuamente de hambre, la mujer dijo que una pareja sin hijos se le acercó y le ofreció pagar 104 dólares por su bebé recién nacido, vender al niño no era una opción. Aunque en un principio se negó y los despidió, tras ver a sus bebés llorar durante días sin nada que comer; decidió que regalar al niño era la mejor opción para mantenerlo a él y a sus otros hijos. «Fue duro. Más duro de lo que puedes imaginar. Regalé a mi hijo por indigencia… No podía cuidar de él y no podía permitirme nada«, dijo la mujer no identificada.
«Le di todo el dinero a mi marido. Compró arroz, aceite y harina. Ya los hemos terminado», añadió. El marido de la mujer dijo: «Necesitamos ayuda, tenemos hambre y somos pobres. No hay oportunidades de trabajo en Afganistán. Tenemos hijos. Lo que más necesitamos es harina y aceite, que no tenemos. También es bueno tener leña. En los últimos dos o tres meses no he podido comprar carne. Sólo tenemos pan para los niños, que no siempre está disponible».
Cada vez son más los casos de este tipo en el país
Save the Children entregó a la familia paquetes de emergencia para su hogar, que incluían artículos para la cocina, mantas, ropa de invierno, zapatos, kits de herramientas y otros artículos esenciales, como una estufa de gas para cocinar.
Nora Hassanien, Directora de País en funciones en Afganistán, dijo: «Es absolutamente desgarrador que algunas familias afganas se vean obligadas a tomar medidas tan extremas y desesperadas para sobrevivir y alimentar a sus hijos. Ningún padre debería tener que tomar la decisión imposible de renunciar a un hijo. Millones de niños en Afganistán, que ya han vivido toda su vida en la guerra, se ven ahora empujados al borde de la inanición. A medida que las temperaturas caen por debajo del punto de congelación, miles de familias no podrán pagar el combustible para mantenerse calientes este invierno, poniendo a los niños en riesgo de enfermedad o muerte. El tiempo se agota para que los niños reciban la ayuda que necesitan para sobrevivir al invierno. Y los esfuerzos de ayuda se ven obstaculizados por las sanciones y las políticas antiterroristas, que impiden que la ayuda llegue a las familias que la necesitan desesperadamente».
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