Un puesto de avanzada en el borde de la Antártida tiene una estipulación para cualquiera que viva allí. Se trata de extirpar el apéndice.
El puesto de avanzada de la Antártida donde todos los residentes deben quitarse el apéndice
Todo el mundo deja, en sentido figurado, una parte de sí mismo durante una mudanza. Sin embargo, un pueblo de la Antártida exige a los futuros residentes que se extirpen literalmente el apéndice antes de instalarse allí, según informa el New York Post.
Así es, una apendicectomía es uno de los requisitos para que todos -incluidos los niños- puedan vivir en Villa Las Estrellas, uno de los dos asentamientos civiles en el continente helado donde la gente puede residir durante años en lugar de sólo semanas o meses, informó la BBC.
Situado en la base chilena de Frei, en la isla Rey Jorge, el puesto de avanzada sólo cuenta con 100 habitantes como máximo, predominantemente investigadores y personal militar.
Sin embargo, los que tienen contratos de larga duración suelen traer a toda su familia -sin apéndices- al asentamiento espartano, que consta de una oficina de correos, una pequeña escuela, un banco y otras instalaciones rudimentarias.
La extracción preventiva del apéndice puede parecer un ritual sádico de iniciación, pero se ha puesto en práctica por una buena razón, como informa The Mirror.
El hospital más cercano está a 1.000 km del extremo norte de la isla, lo que puede suponer una mala noticia para quien tenga un apéndice a punto de reventar, algo que requiere una intervención quirúrgica inmediata antes de que ponga en peligro su vida.
Las limitadas opciones de atención sanitaria en el puesto de avanzada son también la razón por la que se desaconseja a la gente quedarse embarazada durante su estancia.
Y estas no son las únicas precauciones que se toman mientras se vive en Villa Las Estrellas.
Como las temperaturas pueden caer por debajo de los 70 grados bajo cero, los residentes deben permanecer en el interior o corren el riesgo de morir congelados.
«Este invierno no pudimos salir de casa durante semanas», afirma Sergio Cubillos, comandante chileno de la base de la fuerza aérea local.
Por eso, la mayoría de la gente sólo reside en la colonia durante el verano, cuando el mercurio alcanza unos «templados» 2C.
Y no se le ocurra traer a su mascota para que le dé calor: los perros están prohibidos en la isla para evitar que transmitan enfermedades a la fauna local.
A pesar de la austeridad del entorno, Villa Las Estrellas cuenta con numerosas atracciones turísticas, entre las que destacan sus pingüinos, famosos por su carácter gregario debido a su condición de isla protegida.
También se invita a los turistas a realizar expediciones de esquí y motos de nieve, así como a viajar a la cercana Bellingshausen para conocer las auroras polares y la glaciología, según informa Atlas Obscura.
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