Table of Contents
La compra inesperada de un pueblo
En un giro sorprendente de los acontecimientos, Jason Lee Beckwith, un estadounidense de California, ha adquirido un pueblo deshabitado en la provincia de Zamora, España, por la módica suma de 310.000 euros. Este precio es notablemente inferior al de muchas viviendas en ciudades españolas, lo que ha llevado a Beckwith a considerar esta compra como una oportunidad única.
«Aunque suene a loco, supe que ese era mi futuro», confiesa, reflejando la emoción que siente por este nuevo capítulo en su vida.
Reviviendo Salto de Castro
Beckwith y su esposa se convertirán en los primeros empadronados en Salto de Castro en más de dos décadas.
Este idílico poblado, que cuenta con 44 viviendas, un hotel, bar, piscina, iglesia y otras instalaciones, había caído en el abandono tras la automatización de la presa en 1989. La visión de Beckwith es clara: quiere revitalizar este lugar, transformándolo en un destino atractivo para turistas y nómadas digitales.
«Mi idea es abrir un hotel, un albergue y apartamentos de temporada», explica, añadiendo que su proyecto será accesible para todos los bolsillos.
Un sueño que se hace realidad
La historia de Beckwith es un testimonio de cómo un sueño puede convertirse en realidad.
Tras años trabajando en una imprenta y luego en el sector de la hospitalidad, decidió dar un giro a su vida. La búsqueda de un nuevo proyecto lo llevó a España, donde se encontró con la oportunidad de adquirir un pueblo.
«Tan pronto como empecé a caminar por las calles y ver a mi alrededor todas las ruinas desmoronadas, supe que ese era mi futuro», recuerda con nostalgia. Su compromiso con la preservación de la arquitectura original y la armonía con el entorno natural es evidente, ya que planea rehabilitar la iglesia y otros edificios, manteniendo la esencia del lugar.
Un futuro prometedor
Beckwith no solo busca un cambio personal, sino que también tiene la intención de contribuir al desarrollo de la región, que enfrenta un grave problema de despoblación rural. Su enfoque está en atraer a turistas españoles, aunque todos son bienvenidos. «Amo a España y esto es lo que puedo hacer para ganarme mi lugar», afirma con determinación. Con una inversión estimada de cinco a seis millones de euros, su proyecto es ambicioso, pero su pasión por Salto de Castro es aún mayor. Este californiano ha encontrado su hogar en un lugar que, aunque deshabitado, tiene un potencial infinito.