La temporada alta de turismo en Rosarito ha cerrado con cifras preocupantes que nos hacen reflexionar: ¿qué está pasando con un destino que antes era un ícono en la costa mexicana? Con reservas hoteleras que apenas alcanzan el 60% para el Labor Day y eventos como el Baja Beach Fest que no logran captar la misma afluencia de visitantes que en años anteriores, la situación no es casualidad. Es el reflejo de problemas estructurales que la ciudad ha arrastrado durante mucho tiempo.
Los números detrás de la crisis turística
Los datos no mienten: la demanda turística está en caída libre. Gustavo Torres Ramírez, presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) local, ha señalado que plataformas como Airbnb reportan una disminución de hasta el 50% en la demanda. Pero, ¿por qué ocurre esto? La caída del turismo no se limita a un problema local; es un síntoma de un contexto más amplio, donde las políticas migratorias de Estados Unidos generan incertidumbre entre los turistas méxicoamericanos, un mercado clave para la región.
Además, la imagen de la policía municipal ha sufrido un golpe duro debido a incidentes pasados que han sembrado desconfianza entre los visitantes. ¿De verdad se puede solucionar esto solo con campañas publicitarias? Lo cierto es que se necesita un cambio significativo que aborde las preocupaciones de seguridad y confianza de quienes desean visitar Rosarito.
Estudios de caso: el impacto económico de la caída del turismo
El impacto de la disminución del turismo es directo y profundo: hoteles vacíos, comercios con ventas en picada y empleos en riesgo. Cada turista que decide no visitar Rosarito no solo representa una oportunidad perdida para el sector hotelero, sino que afecta a toda la cadena económica local. La situación es tan crítica que el CCE ha lanzado un llamado urgente a la acción para revertir esta tendencia.
No se trata solo de atraer visitantes, sino de garantizar su seguridad y ofrecerles experiencias confiables. La promoción turística debe ir de la mano con medidas concretas que restauren la confianza de los turistas; de lo contrario, cualquier intento de atraerlos será en vano.
Lecciones prácticas para los líderes locales
La crisis actual en Rosarito nos enseña varias lecciones clave. Primero, es fundamental priorizar la seguridad y la percepción de seguridad entre los visitantes. Esto implica no solo mejorar las prácticas policiales, sino también ser transparentes sobre los esfuerzos que se están realizando para garantizar la seguridad pública.
En segundo lugar, los líderes locales deben entender que la promoción turística efectiva debe ir acompañada de acciones tangibles. No se trata solo de llenar los hoteles, sino de asegurar que cada visitante se sienta seguro y bienvenido. Esto requiere una colaboración estrecha entre el sector privado y las autoridades locales.
Conclusiones y pasos a seguir
La situación en Rosarito es un claro recordatorio de que los destinos turísticos no pueden darse el lujo de ignorar los problemas estructurales que afectan su atractivo. Si no se toman medidas inmediatas para abordar la caída del turismo, Rosarito podría perder su estatus como destino privilegiado. Es esencial implementar estrategias integrales que no solo atraigan turistas, sino que también aseguren su bienestar durante su estancia.
La historia de Rosarito aún está por escribirse; depende de las acciones que tomen los líderes locales en los próximos meses. Con un enfoque en la seguridad, la confianza y la sostenibilidad, hay una gran oportunidad para revitalizar este emblemático destino. ¿Estamos listos para hacer lo necesario?