Una foto suya dio la vuelta al mundo, rebotando de periódico en periódico, en las redes sociales, la imagen fue vista y compartida por cientos de miles de personas. El protagonista es un niño de ocho años, Wang Fuman, que fue inmortalizado con las cejas y el pelo congelados y las mejillas rojas por el frío, tanto así que lo denominaron el «niño de hielo».
Su foto conmovió al mundo, hoy el «niño de hielo» tiene una nueva vida
El pequeño Wang acababa de caminar cuatro kilómetros y medio en el frío glacial de la provincia rural de Yunnan, en el sur de China, cuando su profesor le fotografió.
El recorrido, cada mañana, era ir desde su pequeña casa de barro hasta su escuela en la zona de Zhaotong.
A partir de ese momento, se le conoce como «el niño de hielo», sin bufanda ni guantes, el infatigable Wang asumió este reto diario en la nieve sólo para poder estudiar.
La foto conmovió a la red y mostró al mundo la pobreza en ciertas partes de China, de hecho, Wang es uno de los 61 millones de niños «liushou», o «dejados atrás», cuyos padres se ven obligados a trabajar en ciudades alejadas de sus hogares, Wang vivía con su abuela y su hermana mayor mientras sus padres trabajaban en Pekín, a más de 2.000 km de distancia.
Pasos hacia un futuro mejor
La historia de Wang Fuman ha llegado a oídos del gobierno chino, que ha destinado fondos para combatir la pobreza de millones de personas en Yunnan. Pero aún no es suficiente: es absurdo que tantos niños tengan que pasar por semejante calvario, arriesgando sus vidas, sólo para llegar a la escuela.
Cuando su historia se hizo viral, la web se movilizó para hacer donaciones a la escuela, con las que se instaló calefacción y se creó un dormitorio para los niños que viven más lejos, una nueva vida para la familia de Wang.
Gracias a la fama alcanzada por su hijo, la familia Fuman pudo comprar una nueva casa, a sólo diez minutos a pie de la escuela. El padre de Wang tiene un nuevo trabajo más lucrativo y está más cerca de sus hijos, la familia se ha reunido y vuelve a ser feliz.
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