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En un giro inesperado de los acontecimientos, Starbucks se encuentra en el centro de una controversia legal que podría costarle hasta 50 millones de dólares. Este monto se debe a una demanda presentada por un repartidor que sufrió quemaduras severas tras un accidente relacionado con una tapa mal ajustada en una de las bebidas que recogía.
El incidente tuvo lugar en 2020 en Los Ángeles, y el jurado del condado ha dictaminado que la empresa es responsable de los daños y perjuicios causados.
Detalles del incidente y sus consecuencias
El repartidor, Michael García, estaba en el proceso de recoger tres bebidas calientes de la ventanilla de autoservicio cuando uno de los vasos se derramó debido a una tapa que no estaba bien colocada.
En cuestión de segundos, el té caliente cayó sobre él, provocando quemaduras catastróficas. Según los informes, las lesiones fueron tan graves que resultaron en desfiguración y daño nervioso permanente en sus genitales, afectando su calidad de vida de manera drástica.
La respuesta de Starbucks y el proceso judicial
A pesar del veredicto del jurado, una portavoz de Starbucks ha calificado la cantidad de 50 millones de dólares como «excesiva» y ha anunciado que la empresa planea apelar la decisión. Durante el juicio, el video de la cámara de vigilancia se convirtió en una pieza clave de evidencia, mostrando que la empleada de Starbucks solo había asegurado dos tapas en lugar de las tres necesarias.
Este descuido fue fundamental para el derrame que causó las lesiones de García.
Implicaciones para la industria de la comida rápida
Este caso resalta la importancia de la seguridad en el servicio de alimentos y bebidas, especialmente en un entorno de alta demanda como el de Starbucks.
La situación plantea preguntas sobre las prácticas de capacitación de los empleados y la responsabilidad de las empresas en la prevención de accidentes. A medida que la industria se adapta a un mundo post-pandemia, la atención a los detalles y la seguridad del cliente deben ser una prioridad para evitar incidentes similares en el futuro.
El caso de Michael García no solo es un recordatorio de los riesgos asociados con el servicio de alimentos, sino también un llamado a la acción para que las empresas revisen y mejoren sus protocolos de seguridad. La salud y el bienestar de los empleados y clientes deben ser siempre lo primero.
