La reciente captura de Simeón Pérez Marroquín, conocido como ‘el Viejo’, ha sacudido el panorama político colombiano. Este evento pone de manifiesto la posible conexión entre su implicación en el asesinato del senador Miguel Uribe y el magnicidio del candidato presidencial Luis Carlos Galán, ocurrido en 1989. Este crimen, que marcó un hito en la historia de Colombia, parece estar entrelazado con eventos actuales que evidencian la persistencia de estructuras criminales en el país.
La detención de Pérez se produjo en Puerto Lleras, un municipio situado a aproximadamente 160 kilómetros al sureste de Bogotá. Las autoridades han señalado que su nombre ha sido recurrente en investigaciones relacionadas con asesinatos políticos, resaltando la complejidad de las redes delictivas en Colombia.
Conexiones criminales en la historia reciente
La trayectoria de Simeón Pérez no es nueva; su nombre resuena en la historia de la violencia política en Colombia. Informes indican que estuvo involucrado en la conspiración que culminó en la muerte de Luis Carlos Galán, quien fue asesinado en un atentado en 1989. En ese momento, Pérez fue encarcelado por su participación en el encubrimiento del crimen, lo que ahora lo coloca nuevamente en el centro de atención tras el asesinato de Miguel Uribe.
Papel en el asesinato de Miguel Uribe
Las investigaciones recientes sugieren que Pérez actuó como un enlace crucial entre los planificadores y los ejecutores del atentado contra Uribe, quien fue asesinado en Fontibón, Bogotá, hace unos meses. Este descubrimiento reaviva el debate sobre las conexiones entre los crímenes políticos del pasado y las actividades criminales actuales en Colombia.
A pesar de haber cumplido condenas en cárceles de alta seguridad, como La Modelo y La Picota, su influencia parece haber perdurado, lo que indica un sistema criminal profundamente arraigado.
Investigaciones en curso y sus implicaciones
Las autoridades colombianas han intensificado sus esfuerzos para esclarecer el papel de Pérez en la red de criminalidad organizada. Las investigaciones han revelado su vinculación a otros crímenes significativos, incluyendo el asesinato de dos sicarios relacionados con el caso de Galán. Este patrón de comportamiento sugiere que Pérez no ha sido un actor secundario, sino un jugador clave en una serie de eventos trágicos que han marcado la política colombiana.
Estructuras delictivas y vínculos con grupos armados
La captura de Pérez también ha resurgido teorías sobre la posible autoría intelectual de la Segunda Marquetalia, un grupo armado vinculado a diversas actividades criminales en el país. Según las investigaciones, Pérez pudo haber sido un contacto estratégico que facilitó la colaboración entre diferentes facciones del crimen organizado, complicando aún más la lucha contra la violencia política en Colombia.
La Fiscalía ha comenzado a imputarle cargos graves, que incluyen homicidio agravado, concierto para delinquir y el uso de menores en actividades delictivas. Esto refleja la gravedad de su implicación. Además, se ha encontrado que otros miembros de la red, como ‘Gabriela’ y ‘El Mosco’, también están siendo investigados, lo que sugiere una estructura jerárquica bien organizada detrás de estos crímenes.
El equipo legal que representa a las víctimas del asesinato de Uribe ha expresado su apoyo a las acciones de la Fiscalía y la Policía, indicando que la captura de Pérez es un paso importante hacia la justicia. Este compromiso legal es crucial para asegurar que los responsables enfrenten las consecuencias y para que las víctimas obtengan el reconocimiento que merecen.
La detención de Simeón Pérez Marroquín no solo destaca la relación entre dos crímenes políticos emblemáticos en Colombia, sino que también subraya la necesidad de una respuesta firme y coordinada contra la criminalidad organizada. A medida que las investigaciones avanzan, se espera un progreso significativo en el esclarecimiento de estos casos que han marcado la historia del país.



