El pasado sábado, Rodrigo Paz fue investido como el nuevo presidente de Bolivia, marcando el final de dos décadas de dominio del partido Movimiento al Socialismo (MAS). En un evento solemne celebrado en la Asamblea Legislativa, Paz, de 58 años, recibió la banda presidencial en medio de un torrencial aguacero que simbolizaba las lluvias de cambio que se esperan en el país.
Durante su discurso inaugural, el nuevo mandatario enfatizó su compromiso con el capitalismo inclusivo y la necesidad de abrir Bolivia al mundo. «Dios, patria y familia, sí juro», proclamó mientras levantaba su mano ante la Biblia, comprometiéndose a llevar a cabo reformas que devuelvan a Bolivia a un camino próspero y de cooperación internacional.
Un nuevo liderazgo para Bolivia
Paz es hijo de un expresidente y se convierte en el primer líder de un partido diferente al MAS en 20 años. Su ascenso se produce en un contexto de crisis económica, donde la inflación ha superado el 20% y existe una grave escasez de combustibles y dólares. Este panorama le presenta un desafío monumental desde el primer día de su gestión.
La política exterior de Bolivia bajo Rodrigo Paz
En su discurso inaugural, el presidente Paz prometió restablecer las relaciones diplomáticas con los Estados Unidos, algo que no se había logrado desde que el exmandatario Evo Morales rompió lazos en 2008. Al afirmar que «nunca más una Bolivia aislada», Paz busca integrar al país en un contexto internacional más amplio, alineándose con naciones que favorecen un enfoque proestadounidense.
Entre los asistentes a su investidura se encontraba el presidente argentino Javier Milei, quien ha mostrado interés en fortalecer la cooperación regional y en establecer lazos más sólidos dentro del bloque Mercosur. Milei, quien ha evitado asistir a eventos de líderes que no son aliados, fue recibido con entusiasmo por los legisladores bolivianos, lo que muestra la expectativa que genera este nuevo liderazgo.
Retos económicos y sociales
Uno de los principales retos que enfrenta el nuevo gobierno es la crisis económica más severa en cuatro décadas. La escasez de combustible ha llevado a largas filas en las estaciones de servicio, convirtiéndose en una imagen cotidiana para los bolivianos. La administración saliente, encabezada por Luis Arce, utilizó casi todas las reservas de divisas para subsidiar el combustible, lo que ha dejado a la economía en una situación precaria.
La campaña de Paz prometió un enfoque de “capitalismo para todos”, que incluiría la distribución equitativa del presupuesto nacional entre el gobierno central y las regiones. Sin embargo, los economistas advierten que equilibrar el gasto social con la estabilidad económica puede ser una tarea complicada, dado el estado actual de las finanzas del país.
Expectativas y desafíos de la nueva administración
La llegada de Paz al poder representa un cambio de paradigma no solo en lo económico, sino también en lo cultural y social. En su discurso, mencionó que Bolivia se alejará de ideologías que han fracasado en el pasado, y su gobierno se centrará en la modernización y en la apertura hacia el mundo. Las vestimentas tradicionales en la Asamblea han dado paso a un estilo más occidental, reflejando este cambio de era.
Paz también se comprometió a mantener programas sociales, aunque su enfoque en la reducción de impuestos y la disciplina fiscal puede complicar la implementación de estas promesas. La población espera ansiosa ver cómo su administración logrará equilibrar estas demandas contradictorias en un contexto de crisis.
En resumen, la investidura de Rodrigo Paz como presidente de Bolivia marca un nuevo capítulo en la historia política del país. Con una agenda proempresarial y un enfoque en la cooperación internacional, su administración se enfrenta a grandes desafíos que determinarán el futuro económico y social de Bolivia en los próximos años.



