En un cambio electoral significativo, los bolivianos han votado a favor de Rodrigo Paz, un senador alineado con la centro-derecha, poniendo fin a una era de 20 años dominada por el socialismo. Esta transición ocurre en medio de una profunda crisis económica que ha impactado severamente a la nación. Con casi todos los votos contabilizados, Paz obtuvo un decisivo 54.5 por ciento, mientras que su oponente, el ex presidente interino Jorge ‘Tuto’ Quiroga, alcanzó el 45.4 por ciento, según informa el Tribunal Supremo Electoral.
Paz, de 58 años y hijo de un ex presidente, se ha comprometido a implementar una estrategia que denomina “capitalismo para todos”. Su visión incluye la descentralización, la reducción de impuestos y una gestión fiscal estricta, junto a un continuo financiamiento de programas sociales. En un contexto de disminución de la disponibilidad de dólares y combustible, y con una inflación que supera el 20 por ciento, la desilusión del electorado hacia el Movimiento al Socialismo (MAS), fundado por el ex presidente Evo Morales, se ha vuelto evidente.
La crisis económica de Bolivia y las implicaciones de la elección
Bolivia atraviesa actualmente uno de sus peores momentos económicos en décadas, con largas filas en las estaciones de servicio convirtiéndose en una constante. Muchos ciudadanos sienten el impacto, como María Eugenia Peñaranda, una ama de casa, quien expresa su frustración: “No llegamos a fin de mes. Hay mucho sufrimiento. Demasiado.” La reciente elección marca el fin de un experimento económico controvertido iniciado bajo Morales, que inicialmente trajo prosperidad a través de la nacionalización de reservas de gas, pero que finalmente condujo a escasez crítica y a una economía inestable bajo el liderazgo de Luis Arce.
El malestar económico se puede atribuir a la inversión inadecuada en el vital sector de hidrocarburos, que solía ser un pilar robusto de la economía. Esta falta de inversión, sumada a un subsidio universal de combustible insostenible, ha agotado las reservas en dólares del país, dejándolo en una situación precaria respecto a las importaciones de combustible.
Preocupaciones sobre la gobernanza futura y la estabilidad social
Expertos como Daniela Osorio del Instituto Alemán de Estudios Globales y de Áreas han advertido que la paciencia de los bolivianos se está agotando. Si Paz no logra atender las necesidades urgentes de las poblaciones más vulnerables, podría haber un descontento social severo. Enfrenta la difícil tarea de revitalizar una economía en recesión, como reconoce el Banco Mundial. Aunque ha prometido mantener los programas sociales mientras restaura la estabilidad económica, los economistas advierten que estos objetivos podrían entrar en conflicto.
Tanto Paz como Quiroga han sugerido la reducción del subsidio universal de combustible, un movimiento que podría generar aún más descontento entre la población. Como comentó Paz durante el proceso electoral, si es elegido, su administración se enfocará en construir consensos: “Mi formato será el del consenso.” Sin embargo, al no contar con mayoría en el Congreso, necesitará navegar un paisaje de compromisos para aprobar legislación.
El legado de Evo Morales y los desafíos por delante
Fuera del ámbito legislativo, Paz deberá lidiar con la influencia perdurable de Morales, quien, a pesar de estar impedido de buscar otro mandato, sigue siendo una figura significativa, especialmente entre las comunidades indígenas. Morales criticó a ambos candidatos por estar desconectados de la población en general, señalando que representan solo un pequeño segmento de la sociedad boliviana.
A medida que Arce se prepara para dejar el cargo el 8 de noviembre tras un único mandato, el país se enfrenta a un complejo panorama político. Paz, quien es el tercer miembro de su familia en ascender a la presidencia, ha prometido priorizar el bienestar de todos los bolivianos. Su campaña se ha caracterizado por un amplio atractivo, utilizando eslóganes que resuenan en todo el espectro político, desde valores conservadores hasta ideales revolucionarios.
El trayecto personal de Paz y sus aspiraciones políticas
Nacido en España en una familia de disidentes de izquierda, la vida temprana de Paz estuvo marcada por la inestabilidad de huir de regímenes militares. Las experiencias de su familia en varios países han moldeado su identidad política, como él mismo señaló: “En la lucha de mis padres por la democracia, vivimos en 10 países diferentes.” Su carrera política ha incluido roles como alcalde y senador, y sus esfuerzos de campaña han abarcado extensos territorios a lo largo de las diversas regiones de Bolivia.
La promesa de Paz de “capitalismo para todos” busca fomentar un entorno económico que beneficie a la población en general. Se ha comprometido a iniciar recortes de impuestos, eliminar aranceles de importación y centrarse en restaurar el orden dentro de la economía antes de buscar préstamos externos. Con un compañero de fórmula popular en el ex capitán de policía Edmand Lara, conocido por su postura anti-corrupción, la campaña de Paz ha resonado fuertemente entre el público, especialmente en comunidades de bajos ingresos.
Paz, de 58 años y hijo de un ex presidente, se ha comprometido a implementar una estrategia que denomina “capitalismo para todos”. Su visión incluye la descentralización, la reducción de impuestos y una gestión fiscal estricta, junto a un continuo financiamiento de programas sociales. En un contexto de disminución de la disponibilidad de dólares y combustible, y con una inflación que supera el 20 por ciento, la desilusión del electorado hacia el Movimiento al Socialismo (MAS), fundado por el ex presidente Evo Morales, se ha vuelto evidente.0



