La Universidad Autónoma de Baja California (UABC) se encuentra en un momento crucial: está revisando su protocolo de atención a la violencia de género, un documento que rige desde 2021. En un contexto donde las formas de violencia están en constante evolución, es fundamental que las instituciones educativas se adapten rápidamente. El rector Luis Enrique Palafox Maestre ha anunciado que esta actualización se llevará a cabo en octubre, impulsada por la necesidad de ajustarse a las nuevas realidades sociales que impactan tanto a la comunidad universitaria como a la sociedad en general. ¿Quién no ha sentido la urgencia de adaptarse a un entorno cambiante?
Un protocolo en constante evolución
Desde su implementación, el protocolo de atención a la violencia de género ha sido objeto de revisión cada año. En la última sesión del consejo universitario, se aprobó un cambio significativo para abordar las nuevas formas de violencia que van surgiendo. “A medida que avanzamos en estos protocolos, también las formas de violencia van avanzando y tenemos que ir a la par”, afirmó Palafox. Es un recordatorio de que la lucha contra la violencia es un proceso dinámico y continuo.
Las instituciones no solo deben implementar políticas; también es vital que evalúen y actualicen constantemente sus enfoques. Este es un aprendizaje esencial para cualquier líder educativo: la adaptabilidad es clave en un entorno que cambia rápidamente. ¿No crees que esto debería ser un estándar en todas las organizaciones?
Deserción escolar: un desafío pendiente
Pero la UABC no solo enfrenta la violencia de género; también se enfrenta al reto de la deserción escolar, que alcanza un alarmante promedio del 30%. Este dato es preocupante, sobre todo en áreas como ingeniería y ciencias, donde las tasas de abandono son aún mayores. Para combatir esto, la universidad ha puesto en marcha diversas estrategias, como programas de acompañamiento estudiantil, tutorías y la creación de un comité de salud mental dentro de su programa de universidad saludable. ¿Te imaginas la presión que sienten los estudiantes en estas áreas?
La experiencia demuestra que la retención estudiantil es un asunto multifacético. No se trata solo de ofrecer apoyo académico; también hay que fomentar un entorno donde los estudiantes se sientan seguros y valorados. La conexión emocional y el bienestar mental son esenciales para que los jóvenes se queden y prosperen en sus estudios. ¿Cuántos de nosotros hemos sentido la necesidad de un espacio seguro para crecer?
Lecciones para el futuro
La actualización del protocolo y la lucha contra la deserción escolar son ejemplos claros de cómo las instituciones educativas deben ser proactivas, no reactivas. Las lecciones aprendidas aquí son aplicables a cualquier organización que busque adaptarse a cambios en su entorno. En un mundo donde la dinámica social es tan cambiante, es vital que las instituciones mantengan un enfoque basado en datos y estén listas para hacer ajustes cuando sea necesario.
La clave está en escuchar a la comunidad, evaluar los resultados y ser flexibles en la implementación de soluciones efectivas. En este camino, cada paso cuenta y cada voz importa. ¿Estamos listos para construir un futuro más inclusivo y seguro para todos?