En el ámbito de la salud pública en México, el debate sobre el Régimen de Jubilación y Pensiones (RJP) del IMSS ha cobrado una relevancia significativa. Desde la implementación del sistema de AFORE en 2007, muchos trabajadores del sector salud, tanto activos como jubilados, se preguntan si realmente es efectivo y viable. ¿Te has puesto a pensar en la falta de un retiro digno? Esta inquietud es cada vez más apremiante, especialmente en un contexto donde la carga laboral ha aumentado y las condiciones de trabajo se han deteriorado.
La incertidumbre del sistema actual
La enfermera Ana Karen Núñez ha expresado con claridad la frustración de sus compañeros. Según ella, el actual sistema de AFORE no ofrece garantías de un retiro digno, y esta situación se agrava tras el impacto de la pandemia de Covid-19. Durante estos tres años, muchos trabajadores han enfrentado no solo un aumento en sus responsabilidades laborales, sino también un deterioro en su salud física y mental. La carga laboral ha crecido, mientras que las prestaciones laborales han perdido atractivo. ¿Te imaginas lo que eso significa? Esto ha llevado a una ola de renuncias entre especialistas, quienes buscan mejores condiciones laborales.
La realidad es que el RJP había prometido un incremento en las pensiones conforme al salario mínimo, pero la mayoría de los trabajadores solo siente un incremento en la presión laboral. Este desajuste entre las expectativas y la realidad ha llevado a muchos a cuestionar si el sistema realmente los protege.
Un cambio de régimen y sus consecuencias
La enfermera Leonor Avilés, quien se jubiló tras 27 años de servicio, destaca un aspecto crucial del nuevo régimen: la dependencia total de los trabajadores en el monto acumulado en su AFORE. La jubilación, según el nuevo modelo, solo se puede alcanzar después de cumplir 30 años de servicio o alcanzar la edad de 60 años. Pero, ¿qué sucede una vez que se agota el capital acumulado en la AFORE? La respuesta es alarmante: los trabajadores quedan sin beneficios, lo que puede llevar a una crisis de salud y económica en la tercera edad.
Además, la falta de atención a las quejas de los empleados por parte de los sindicatos y autoridades del IMSS ha exacerbado la situación. Avilés menciona que han hecho caso omiso a sus inquietudes, lo que ha llevado a la necesidad de hacer un llamado a la Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo para que se tomen en serio las demandas de los trabajadores. La escasez de consultas de especialidad y medicamentos ha hecho que muchos derechohabientes también se sientan perjudicados, y es fundamental que se unan para que sus voces sean escuchadas.
Lecciones y acciones a considerar
La situación actual del sistema de pensiones del IMSS ofrece lecciones claras para otros sectores y organizaciones. Primero, es evidente que la insatisfacción entre los empleados puede llevar a una alta tasa de rotación, lo que incrementa el churn rate del sistema. Esto no solo afecta a los trabajadores, sino también a la calidad de la atención que reciben los pacientes. En segundo lugar, es crucial que las organizaciones reconozcan la importancia de un sistema de pensiones sustentable que garantice la calidad de vida de sus empleados a largo plazo. La falta de un enfoque en el bienestar del empleado puede resultar en un aumento de costos a medida que se presenta descontento y renuncias.
Finalmente, es imperativo que los trabajadores se organicen y hagan oír sus voces. La unión y la acción colectiva son herramientas poderosas para influir en el cambio. La situación del IMSS es un recordatorio de que el éxito de cualquier sistema de salud depende no solo de la atención que brinda, sino también de cómo cuida a quienes están al frente de dicha atención.