Recientemente, México ha visto un incremento en los megaoperativos contra el crimen organizado, pero surge una pregunta crucial: ¿realmente están haciendo una diferencia significativa en esta lucha? A pesar de las noticias sobre grandes decomisos y detenciones, es esencial analizar los datos detrás de estas acciones y evaluar su efectividad a largo plazo.
Resultados de los operativos: una mirada a los números
Durante los días 25, 26 y 27 de julio de 2025, el Gabinete de Seguridad del Gobierno de México llevó a cabo operativos simultáneos en 17 estados. Los resultados reflejan el esfuerzo interinstitucional por frenar el avance del crimen organizado. Por ejemplo, en Reynosa, Tamaulipas, se decomisaron más de 1.8 millones de litros de hidrocarburo y nueve tractocamiones. Esto sin duda representa un golpe significativo a las finanzas de las bandas de huachicoleros. Pero, ¿cuánto impacto real tiene esto en su operación a largo plazo?
Al analizar los datos económicos, vemos que, a pesar de las pérdidas inmediatas, la estructura del crimen organizado en México es sorprendentemente resiliente. Las cifras indican que el costo de producción de combustible robado es relativamente bajo, lo que les permite recuperarse rápidamente. Esto nos lleva a preguntarnos: ¿estos operativos, aunque impresionantes, son realmente suficientes para desmantelar las redes criminales, o simplemente generan un efecto temporal?
Casos de éxito y fracaso en la lucha contra el crimen
Un caso notable es el operativo en Cosalá, Sinaloa, donde se localizaron reactores de síntesis orgánica y sustancias químicas utilizadas para la producción de metanfetaminas. Aunque esto representa un éxito en la intervención, la realidad es que la producción de metanfetaminas puede reanudarse rápidamente. He visto muchas operaciones fallar en el intento de erradicar estas actividades debido a la falta de un enfoque sostenible.
Por otro lado, la captura de un narcomenudista en Aguascalientes con cinco kilos de metanfetamina subraya la magnitud del problema. Aunque se logran detenciones, es crucial entender que esto es solo una parte de un rompecabezas mucho más grande. Las organizaciones criminales suelen operar en múltiples niveles, lo que significa que atrapar a algunos miembros no necesariamente desmantela la red completa.
Lecciones aprendidas para un enfoque efectivo
Los recientes operativos nos brindan varias lecciones importantes. Primero, es fundamental adoptar un enfoque integral que no solo se enfoque en los resultados inmediatos, sino que también contemple la sostenibilidad de las acciones. La lucha contra el crimen organizado necesita más que fuerza; requiere inteligencia, investigación y, sobre todo, una colaboración sólida entre las distintas fuerzas del orden y las comunidades locales.
Además, es vital medir el éxito no solo en términos de cantidades decomisadas o arrestos, sino en la reducción efectiva de la actividad criminal y en el impacto positivo en las comunidades afectadas. Utilizar métricas como el churn rate de las organizaciones criminales —es decir, la tasa a la que los miembros son capturados o desertan— puede ofrecer una visión más clara de la efectividad de las intervenciones.
Conclusiones y próximos pasos
El camino hacia un México más seguro es complejo y requiere un análisis cuidadoso de los datos y resultados. Los recientes megaoperativos muestran un esfuerzo significativo, pero es fundamental cuestionar su efectividad a largo plazo y su capacidad para realmente desmantelar las estructuras del crimen organizado. La clave está en un enfoque sostenible que no solo ataque los síntomas, sino que también aborde las causas subyacentes del problema. Solo así podremos esperar un cambio duradero en la lucha contra el crimen en México.