Contexto del evento en D-EdgeLa última semana, la discoteca D-Edge, conocida por su programación de música electrónica, fue escenario de un culto que generó controversias. La cantante Baby do Brasil, durante su intervención, pidió a las víctimas de abusos sexuales que perdonaran a sus agresores, una declaración que rápidamente se convirtió en el centro de un debate acalorado.
El evento, que fue el primero de este tipo en el espacio, planteó cuestiones sobre la responsabilidad de figuras públicas al abordar temas tan delicados.Reacción de Renato RatierRenato Ratier, propietario de D-Edge, no dudó en manifestarse en contra de las declaraciones de Baby.
En un comunicado, dejó claro que está totalmente en contra de cualquier forma de abuso y que todos los crímenes deben ser denunciados e investigados. Ratier enfatizó la importancia de crear un ambiente de acogida y respeto, pero también de justicia.
«La justicia debe hacerse y ningún tipo de violencia puede ser minimizada o tolerada», afirmó, reforzando la necesidad de políticas públicas que protejan a las víctimas.Crítica a la ‘cura gay’Además de criticar las declaraciones sobre el perdón, Ratier también se posicionó en contra de la llamada «cura gay», una idea sin respaldo científico que fue mencionada durante el culto.
Destacó que esta noción nunca ha formado parte de sus valores y que su trayectoria siempre ha estado marcada por el respeto a la comunidad LGBTQIAPN+. El empresario afirmó que el discurso sobre la ‘cura gay’ fue atribuido a un invitado que habló sin su consentimiento, lo que generó aún más controversia en torno al evento.El futuro de D-EdgeTras la repercusión negativa, Ratier anunció que no habrá más cultos en la discoteca.
Resaltó que D-Edge no ha alterado su propuesta original y que el culto fue una excepción aislada. La casa continuará ofreciendo sus noches de música electrónica, manteniendo su compromiso con la diversidad y la inclusión. Con 25 años de historia, D-Edge se reafirma como un espacio de resistencia y celebración de la cultura electrónica, lejos de discursos que puedan herir o desrespetar a cualquier grupo.