El 1 de octubre, seis activistas de la Flotilla Global Sumud fueron arrestados por el ejército israelí mientras intentaban entregar ayuda humanitaria urgente a la franja de Gaza. Tras su liberación, el grupo llegó a la Ciudad de México el 7 de octubre, trayendo consigo desgarradoras historias de maltrato y tortura durante su tiempo en custodia.
Al regresar, los activistas compartieron su experiencia, describiendo episodios de abuso físico y psicológico. Sol González Eguía, una de las activistas, comentó: “Nos encontramos en el vientre de la bestia, y como uno de los oficiales me dijo en la prisión, era un trato de cinco estrellas. Sin embargo, la violencia que enfrentamos fue severa, con tortura psicológica y física en abundancia.”
Detalles de su detención
Los seis activistas—Sol González Eguía, Ernesto Ledesma Arronte, Arlín Medrano Guzmán, Carlos Pérez Osorio, Diego Vázquez Galindo y Laura Alejandra Veléz Ruiz Gaitán—fueron recibidos en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México por el embajador de México en Israel, Mauricio Escanero. También estuvieron presentes familiares para darles la bienvenida tras su angustiante experiencia.
Durante su tiempo en custodia, los activistas informaron que sus embarcaciones fueron atacadas por drones y apuntadas por barcos equipados con cañones de agua, lo que les impidió entregar suministros vitales a la población de Gaza. Arlín Medrano Guzmán expresó su profundo pesar, diciendo: “Pido disculpas al pueblo palestino por no haber podido llegar a tiempo; es increíblemente frustrante no haber alcanzado Gaza con asistencia humanitaria.”
Respuesta del gobierno y apoyo
Ante las experiencias de los activistas, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) ha solicitado la liberación inmediata de Arlín Medrano Guzmán, quien era uno de los estudiantes que participó en la flotilla. La universidad enfatizó la ilegalidad de su detención, destacando que los activistas no eran prisioneros, sino más bien rehenes tomados en contra de su voluntad.
Diego Vázquez Galindo compartió que, además del abuso físico, se le negó el acceso a medicamentos críticos que necesitaba durante su detención. A pesar de las circunstancias, se mostró decidido, afirmando: “Nos reorganizaremos y volveremos más fuertes que nunca.”
Gratitud y acciones futuras
Al regresar, el gobierno mexicano expresó su apoyo, con la presidenta Claudia Sheinbaum anunciando que el gobierno cubriría los gastos de viaje de los activistas. También mencionó que, si se solicitaba, podrían ser recibidos en el Palacio Nacional para discutir sus experiencias más a fondo.
Los activistas expresaron su agradecimiento hacia la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) y al gobierno mexicano por sus esfuerzos en asegurar su regreso seguro. “Estamos aquí y sanos gracias al excelente trabajo realizado por nuestro gobierno,” afirmaron en conjunto. También instaron al gobierno a reconsiderar sus relaciones diplomáticas y comerciales con Israel.
Un llamado a la conciencia
A medida que se reintegran a sus vidas en México, los activistas están comprometidos a crear conciencia sobre la situación del pueblo palestino. Carlos Pérez Osorio declaró: “Nuestro espíritu nunca se rompió, y mantuvimos nuestro sentido del humor a lo largo de la experiencia. Nuestra misión continúa, y seguiremos luchando por Gaza.”
Sus vivencias sirven como un recordatorio de las luchas continuas enfrentadas por aquellos que intentan entregar ayuda humanitaria en zonas de conflicto. La determinación de los activistas de regresar con un compromiso más fuerte hacia su causa refleja su dedicación a visibilizar los problemas humanitarios que afectan la región.
Al regresar, los activistas compartieron su experiencia, describiendo episodios de abuso físico y psicológico. Sol González Eguía, una de las activistas, comentó: “Nos encontramos en el vientre de la bestia, y como uno de los oficiales me dijo en la prisión, era un trato de cinco estrellas. Sin embargo, la violencia que enfrentamos fue severa, con tortura psicológica y física en abundancia.”0