En el fascinante mundo del deporte, a menudo celebramos eventos amistosos como grandes fiestas, pero, ¿realmente estamos sopesando el contexto social en el que se desarrollan? Recientemente, organizaciones de la sociedad civil en Angola hicieron un llamado a la Asociación del Fútbol Argentino y a Lionel Messi para que cancelaran un partido programado, en medio de un clima de violencia y represión en el país. Esto nos deja con una pregunta inquietante: ¿deberían seguir adelante los eventos deportivos en un entorno tan convulso?
La cruda realidad detrás de los números
Angola es un país que, a pesar de ser uno de los grandes productores de petróleo en África, enfrenta una crisis profunda. Según datos del Banco Mundial, un tercio de su población vive en condiciones de pobreza. Las recientes protestas por el aumento de los precios del combustible resultaron en al menos 30 muertes y más de 270 heridos, reflejando la tensión social que impera. Mientras tanto, los recursos públicos se destinan a grandes eventos deportivos, lo que genera inquietud sobre si realmente las prioridades del gobierno están alineadas con las necesidades de su gente.
La carta abierta de los grupos civiles señala que, mientras se organizan partidos de fútbol, miles de personas padecen hambre crónica y carecen de acceso a alimentos. Un informe de la FAO revela que el 22.5% de la población angoleña está subnutrida. Esto nos lleva a reflexionar: ¿es ético continuar con un evento deportivo en tales circunstancias?
Estudio de caso: el dilema del deporte en tiempos de crisis
La historia está llena de eventos deportivos que han tenido lugar en contextos de crisis. Por ejemplo, los Juegos Olímpicos de Berlín en 1936 son recordados no solo por los logros deportivos, sino también por el contexto político de la Alemania nazi. Y más recientemente, la Copa del Mundo en Sudáfrica 2010 se presentó como una oportunidad para dejar un legado positivo, pero también dejó a muchos con dudas sobre los beneficios reales que trajo a la comunidad local. ¿Qué legado dejan realmente estos grandes eventos para las comunidades que los acogen?
A menudo, los datos de crecimiento en turismo y economía se presentan como grandes éxitos, pero, ¿quiénes son los verdaderos beneficiarios? En el caso de Angola, la carta menciona que solo un grupo selecto se beneficia de estas oportunidades, muchas veces ligado a la élite política que ha dominado desde la independencia en 1975. Esta desconexión entre el evento y la realidad social nos deja una lección valiosa: la sostenibilidad y el *product-market fit* (PMF) no se logran solo con cifras, sino también considerándola comunidad en la que operamos.
Lecciones prácticas para fundadores y líderes de proyectos
Cualquier fundador que se adentra en el mundo empresarial debe entender que la percepción pública y la responsabilidad social son vitales para el éxito a largo plazo. Ignorar el contexto social podría llevar a un alto *churn rate* y un bajo *LTV* (valor del tiempo de vida del cliente). Las organizaciones deben evaluar constantemente cómo sus acciones impactan a la comunidad, sin limitarse a los beneficios comerciales inmediatos.
Una lección clave aquí es la importancia de alinear los valores de la empresa con los de la comunidad. Esto implica no solo hacer negocios, sino también contribuir al bienestar social. Crear un impacto positivo puede resultar en una lealtad de marca más fuerte y un *CAC* (costo de adquisición de clientes) más bajo, ya que los consumidores valoran cada vez más las marcas que se preocupan por la ética y la equidad.
Conclusiones y pasos a seguir
La situación en Angola nos recuerda que el deporte y la responsabilidad social no deben ser vistos como dos mundos separados. Los eventos deportivos pueden ser plataformas para promover la conciencia social y la solidaridad, pero requieren un enfoque consciente que priorice el bienestar de la comunidad. A medida que los fundadores y líderes de proyectos navegan por este complejo paisaje de responsabilidad social, deben tener en cuenta que el éxito empresarial no se mide solo en números, sino también en el impacto que generan en la sociedad en su conjunto.





