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Una ley necesaria pero insuficiente
Este marzo se cumplen diez años de la ley que tipifica el feminicidio en nuestro país, un marco legal que busca reconocer y sancionar la violencia extrema contra las mujeres. Sin embargo, a pesar de su existencia, las cifras son alarmantes: en el último año, 1.459 mujeres fueron asesinadas, lo que equivale a cuatro feminicidios diarios.
Esta realidad nos obliga a cuestionar la efectividad de la ley y su implementación en un contexto donde la violencia de género sigue en aumento.
La cultura de la culpabilización
Un aspecto preocupante es la persistente cultura de culpabilización hacia las víctimas.
Comentarios que sugieren que las mujeres son responsables de su propia violencia, basándose en su forma de vestir o en sus decisiones, perpetúan un ciclo de violencia y desconfianza. Este fenómeno se ve agravado por una cultura jurídica que, hasta hace poco, aceptaba argumentos como la «legítima defensa de la honra», una tesis que fue declarada inconstitucional en 2021.
La lucha contra el feminicidio no puede limitarse a endurecer penas; es fundamental cambiar esta narrativa que minimiza el sufrimiento de las víctimas.
Avances y desafíos en la educación
La educación juega un papel crucial en la transformación cultural necesaria para erradicar la violencia de género.
Es esencial implementar políticas educativas que promuevan la igualdad de género y los derechos humanos desde una edad temprana. Sin embargo, en la actualidad, se observa una creciente resistencia al debate sobre género en las escuelas, mientras que discursos misóginos proliferan en las redes sociales.
Esta contradicción refuerza la necesidad de un enfoque integral que no solo aborde la violencia, sino que también fomente una cultura de respeto y equidad.
La importancia de la denuncia y el apoyo
El acceso a canales de denuncia y la sensibilización sobre la violencia de género han permitido que más mujeres se atrevan a hablar y buscar ayuda. No obstante, si una mujer llega a una comisaría y no es tomada en serio, o si las medidas de protección no se respetan, el ciclo de violencia se perpetúa. Es fundamental que las instituciones garanticen un trato digno y efectivo a las víctimas, así como un seguimiento adecuado de los casos de feminicidio y violencia doméstica.
Un llamado a la acción
La lucha contra el feminicidio es un desafío que requiere la colaboración de toda la sociedad. No podemos permitir que la violencia de género se normalice ni que las víctimas sean invisibilizadas. Es momento de unir esfuerzos para crear un entorno seguro y equitativo para todas las mujeres. La transformación cultural es posible, pero necesita de un compromiso colectivo que desafíe las estructuras patriarcales y promueva un cambio real en nuestra sociedad.