Los primeros pasos de Jorge Bergoglio en Buenos Aires
En el corazón de Buenos Aires, en el barrio de Flores, se encuentra la escuela donde Jorge Bergoglio, conocido mundialmente como Papa Francisco, dio sus primeros pasos en su camino religioso. A la tierna edad de cinco años, comenzó su viaje en una escuela dirigida por monjas que lo recuerdan como un niño travieso. Según Teresa Rovira, una de sus maestras, el pequeño Bergoglio era un verdadero torbellino. «Jugaba al fútbol con sus amigos en el patio y corría por las escaleras de mármol», relata con una sonrisa nostálgica.
Un niño travieso con un futuro brillante
Las anécdotas sobre su infancia son muchas. «No se nace santo, se llega a serlo», dice Rovira, evocando los relatos que ha escuchado de las monjas mayores sobre el niño que un día se convertiría en el líder de la Iglesia Católica durante 12 años. En el barrio de Flores, donde nació, Bergoglio cultivó su amor por Dios, los más necesitados, el tango y, por supuesto, el fútbol.
La escuela Nuestra Señora de la Misericordia, donde recibió su primera comunión y el sacramento de la confirmación, marcó el inicio de su vida de devoción religiosa. Aunque asistió a otras instituciones educativas en Buenos Aires, Misericordia siempre ocupó un lugar especial en su corazón.
El legado de Papa Francisco en su comunidad
A pesar de la humildad que siempre caracterizó a Francisco, su figura es homenajeada en cada rincón de Flores, un barrio que, a pesar de ser uno de los más humildes de la ciudad, guarda un orgullo especial por su famoso hijo. En la basílica de Flores, los fieles se congregaron para rendir tributo al primer papa latinoamericano, recordando sus raíces y su llamado a la vida sacerdotal que sintió a los 17 años.
Un vínculo especial con el fútbol y su club
Más al sur, en Bajo Flores, se encuentra el estadio del Club San Lorenzo, fundado por un sacerdote en 1908 y del cual el Papa es un ferviente aficionado. Este año, se iniciarán las obras de un nuevo estadio que llevará su nombre, una prueba del impacto que tuvo en la comunidad. Bergoglio, con su carácter sencillo, siempre se desplazaba en metro o en autobús, evitando los taxis a pesar de sus problemas de rodilla.
Recuerdos entrañables de su vida como sacerdote
En la pequeña capilla de vitrales de Misericordia, Bergoglio celebró su primera misa como sacerdote, y también regresó para celebrar misas en el aniversario de su primera comunión durante su tiempo como vicario en Flores. Rovira recuerda cómo, ya como arzobispo, a menudo visitaba la escuela para disfrutar de almuerzos de pasta con las monjas, recordando su infancia y el cariño que siempre tuvo por el lugar que lo vio crecer.
Incluso en su tiempo como papa, Bergoglio nunca olvidó sus raíces. En una carta dirigida al Museo Barrio de Flores, describió su barrio como «mis raíces, mi hogar». Esta conexión profunda con su comunidad es lo que lo ha hecho un líder tan querido y respetado, tanto en Argentina como en el resto del mundo.
El legado de un hombre simple
El legado de Papa Francisco es el de un hombre sencillo, que dejó Argentina con una pequeña maleta y lo que llevaba puesto, fiel a su naturaleza. Las largas filas que se formaron en el confesionario donde sintió el llamado de Dios son un testimonio de la profunda conexión que mantuvo con su comunidad y su gente. La vida de Jorge Bergoglio es un recordatorio de que las grandes historias comienzan a menudo en los lugares más humildes, y su viaje desde un niño travieso en Buenos Aires hasta convertirse en el líder de millones es un verdadero testimonio de fe y dedicación.