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Un paraíso mortal en Brasil
En las costas de Brasil, a tan solo 30 kilómetros de San Pablo, se encuentra un lugar que parece sacado de una película de terror: Queimada Grande, conocida popularmente como la Isla de las Cobras.
Este pequeño territorio de aproximadamente 430.000 metros cuadrados es un refugio natural que, a simple vista, podría parecer un paraíso tropical. Sin embargo, su belleza oculta un peligro mortal que ha llevado al gobierno brasileño a prohibir el acceso a cualquier persona ajena a la investigación científica.
La densidad de serpientes más alta del mundo
Queimada Grande alberga una de las concentraciones más altas de serpientes venenosas en el planeta, con aproximadamente 15.000 ejemplares. La especie más temida que habita en esta isla es la Bothrops insularis, conocida como la serpiente cabeza de lanza dorada.
Esta pequeña pero mortal serpiente, que rara vez supera los 1,2 metros de longitud, es extremadamente agresiva y su veneno es hasta cinco veces más potente que el de su pariente cercana, la Bothrops jararacá.
El veneno de la cabeza de lanza dorada puede causar efectos devastadores, como necrosis muscular y hemorragias internas, y se estima que una mordedura puede ser fatal en menos de 30 segundos.
Este hecho ha convertido a la isla en un lugar completamente vedado para el público, ya que la presencia humana es prácticamente imposible debido a la letalidad de su fauna.
Investigación científica y conservación
A pesar de su reputación mortal, Queimada Grande es un sitio de gran interés científico. Desde la década de 1980, la isla ha sido declarada como una zona de alto valor ecológico y de interés herpetológico. Esto significa que solo investigadores y científicos especializados pueden acceder a ella, siempre y cuando obtengan permisos del gobierno brasileño. Las investigaciones realizadas en la isla han permitido estudiar el comportamiento evolutivo de la serpiente cabeza de lanza dorada y su veneno, lo que podría tener aplicaciones médicas en el futuro.
Las reglas para la exploración son estrictas: no se permite alterar el ecosistema ni extraer muestras sin una justificación científica aprobada. Este enfoque de conservación es crucial para preservar la biodiversidad única de Queimada Grande y garantizar que su ecosistema siga siendo un misterio fascinante y mortal.
