En septiembre de 2025, Nepal experimentó una crisis política que culminó con la renuncia de su primer ministro, KP Sharma Oli. Este cambio radical fue desencadenado por protestas masivas de la Generación Z, quienes, ante la represión gubernamental, emplearon plataformas digitales para organizarse y exigir reformas. Este evento no solo subraya la creciente influencia de los jóvenes en la política, sino también el poder de las herramientas digitales en la movilización social.
Un giro inesperado en la política nepalí
El conflicto comenzó a finales de agosto de 2025, cuando el gobierno intentó prohibir 26 plataformas de redes sociales, justificando la medida como una necesidad de regulación. Sin embargo, esta acción fue vista como un intento de silenciar a la juventud, que ya se sentía frustrada por la corrupción y el nepotismo. La prohibición se implementó rápidamente, afectando a millones de usuarios en un país donde el uso de redes sociales es uno de los más altos de Asia del Sur. Este movimiento fue el catalizador que encendió las protestas, intensificándose a partir del 8 de septiembre, cuando los jóvenes salieron a las calles en un acto de desafío.
A lo largo de las manifestaciones, los jóvenes adoptaron símbolos culturales populares, como los personajes de One Piece, para comunicarse y organizarse de manera efectiva, evadiendo la represión. Las protestas no solo fueron una reacción a la censura, sino un llamado más amplio contra una élite política que se percibe como desconectada de la realidad de la juventud, la cual enfrenta un desempleo alarmante y crecientes desigualdades.
El uso de plataformas digitales: un cambio de paradigma
El 9 de septiembre, las protestas alcanzaron un punto crítico que llevó a la renuncia de Oli. En medio de la violencia y la represión, la Generación Z utilizó Discord, una plataforma originalmente diseñada para gamers, para organizar lo que denominaron “el Parlamento de Nepal”. Esta acción marcó un hito en el uso de la tecnología para la movilización política. En pocos días, el servidor “Youth Against Corruption” creció a más de 130,000 miembros, facilitando discusiones y decisiones sobre el futuro del país. Este fenómeno demuestra que, en la era digital, las herramientas de comunicación pueden desestabilizar las estructuras de poder tradicionales.
La elección de Sushila Karki como primera ministra interina fue el resultado directo de estas dinámicas. A través de encuestas y debates en línea, los jóvenes no solo exigieron un cambio político, sino que también participaron activamente en la construcción de su futuro. Este proceso desafía la narrativa de la política tradicional y plantea preguntas sobre el papel de las redes sociales y la tecnología en la gobernanza moderna.
Lecciones aprendidas y el futuro de la política en Nepal
Las protestas en Nepal revelan aprendizajes importantes para otros países y movimientos sociales. En primer lugar, demuestran que la juventud está dispuesta a asumir el control de su futuro, utilizando las herramientas a su disposición para luchar contra el autoritarismo. Además, subrayan la necesidad de que los gobiernos reconozcan y respondan a las preocupaciones de su población, especialmente de los jóvenes. Ignorar estas voces puede llevar a un descontento masivo y a una inestabilidad política significativa.
El futuro de la política nepalí dependerá de cómo se maneje esta transición y de si el nuevo gobierno puede abordar las preocupaciones sociales y económicas que motivaron las protestas. La experiencia de Nepal sirve como un recordatorio de que el cambio significativo a menudo proviene desde abajo, impulsado por aquellos que están más afectados por las decisiones políticas. La historia de las protestas en Nepal es un testimonio del poder de la Generación Z y un llamado a la acción para los líderes que buscan un futuro más justo y equitativo.