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La amenaza del océano Pacífico
Nauru, un pequeño Estado insular en el Pacífico Sur, enfrenta una crisis existencial debido al aumento del nivel del mar. Con solo 21 kilómetros cuadrados de superficie y una población de aproximadamente 13,000 habitantes, la isla se encuentra en una situación precaria.
El presidente David Adeang ha declarado que hasta el 90% de la población podría ser reubicada a medida que el océano devora sus tierras fértiles. Para financiar esta reubicación masiva, Nauru ha implementado un programa de venta de «pasaportes dorados» a extranjeros, una medida que ha generado tanto interés como preocupación.
Pasaportes dorados: una solución controvertida
El programa permite a los extranjeros adquirir la ciudadanía de Nauru a cambio de una inversión de 105,000 dólares. Aunque esta estrategia busca recaudar fondos para enfrentar el cambio climático, también plantea riesgos significativos.
Expertos como Henrietta McNeill advierten que estos programas pueden ser explotados por redes criminales, permitiendo a individuos evadir la ley o blanquear dinero. Sin embargo, Adeang defiende la iniciativa, afirmando que va más allá de la supervivencia y busca asegurar un futuro sostenible para las generaciones venideras.
Un futuro incierto pero esperanzador
El gobierno de Nauru espera recaudar 5.7 millones de dólares en el primer año del programa, con la meta de alcanzar 43 millones a largo plazo. Esta suma sería crucial para cubrir los costos de la reubicación, estimados en 60 millones de dólares.
A pesar de los riesgos asociados, el programa de pasaportes dorados se presenta como una innovación necesaria en un contexto donde los fondos para la adaptación climática son insuficientes. Nauru, que anteriormente había vendido pasaportes a miembros de Al Qaeda en un programa fallido, asegura que esta vez solo se otorgará la ciudadanía a inversores que superen rigurosos controles de seguridad.