Nahuel Pérez Biscayart en Cannes: un jurado comprometido con el cine

En medio del esplendor del Festival de Cannes, con sus alfombras rojas y sus estrellas brillando con fuerza, hay una realidad que a menudo queda oculta: la desigualdad social que acecha a pocos pasos del glamur. En la Rue d’Antibes, donde una vez predominaban las boutiques de alta costura, ahora se mezclan tiendas de moda accesible y rostros que piden ayuda en las aceras. Es un contraste que, sin duda, pocos notan, pero que el actor argentino Nahuel Pérez Biscayart ha visto de cerca durante su estancia como jurado en la sección Un certain regard.

Un jurado comprometido con el cine

Nahuel, un rostro conocido del cine argentino, llegó a Cannes con la emoción de participar en un evento de tal magnitud. Con sus 40 años, ha recorrido un largo camino desde su papel en «El aura» hasta convertirse en un referente del cine en su país y en el extranjero. Su papel en el jurado no es una tarea sencilla; como él mismo señala, juzgar películas es un trabajo que requiere una mirada fresca y una disposición para dejarse llevar por la historia que se cuenta en cada film.

Al hablar con los medios, Nahuel expresó que su elección para el jurado se produjo hace aproximadamente un mes, pero no por un contacto directo con el director del festival, sino a través del equipo organizador. Esto muestra la formalidad y el protocolo que rodean un evento de tal envergadura. Sin embargo, hay un matiz personal en su enfoque: él no se deja llevar por expectativas previas. Para él, el proceso de ser jurado implica un ejercicio de desapego, de no anticipar lo que va a ver. «Mi trabajo tiene que ver con no anticiparse», dice. Y es que, ¿quién no ha ido al cine con una idea preconcebida y ha salido desilusionado?

Reflexiones sobre el cine argentino

Una de las observaciones más impactantes de Nahuel se centra en la situación del cine argentino en el festival. Este año, no hay películas argentinas en competencia, algo que él atribuye a una disminución alarmante en la producción cinematográfica del país. «El año pasado había 300 películas y este año solo cinco propuestas», explica. La falta de apoyo institucional y el clima de precarización afectan seriamente la calidad y cantidad de producciones que llegan a los festivales internacionales.

Esto no es solo un problema de números. Al perder presencia en eventos como Cannes, Argentina se aísla de la conversación global sobre el cine, dejando a muchos talentos sin oportunidades. Nahuel enfatiza que, sin fomento por parte del Estado, es difícil sostener la industria. Recuerdo cuando él me compartió su frustración: «Es injusto que se apoye a otras industrias y no a la cultural, que también genera valor y empleo». Y es que, en la actualidad, los artistas y cineastas sienten que están luchando contra viento y marea.

La experiencia de ser jurado

Ser parte del jurado en Cannes es, sin duda, una experiencia enriquecedora. Nahuel destaca la singularidad de conocer a sus compañeros de jurado a través de las películas que ven juntos. «Es como una forma íntima de conectar», dice. Para él, evaluar una película no se trata solo de criterios técnicos, sino de dejarse llevar por la emoción que provoca. La sinceridad y la audacia son esenciales. El actor busca aquellas obras que rompen moldes, que ofrecen visiones frescas y que nos presentan realidades a menudo invisibilizadas.

«Premiar la sinceridad y la autenticidad es fundamental», afirma. Y esto me lleva a pensar en cuántas veces hemos visto películas que, aunque técnicamente perfectas, carecían de alma. ¿No es acaso la emoción la que nos conecta como espectadores? Nahuel busca obras que lo confundan, que lo lleven a lugares incómodos, porque ahí es donde se encuentra el verdadero poder transformador del cine. Es un punto de vista refrescante, ¿no crees?

Mirando hacia el futuro

Con una carrera que abarca dos décadas y un compromiso inquebrantable con su arte, Nahuel sigue mirando hacia adelante. Aunque actualmente está leyendo guiones, no hay uno que le haya cautivado lo suficiente como para comprometerse. La espera de nuevas producciones y el estreno de su último trabajo, «La mitad de Ana», son parte de su agenda. Además, menciona otros proyectos emocionantes que están en el horizonte.

En resumen, la experiencia de Nahuel en Cannes no solo se trata de su papel como jurado, sino de un sentimiento más amplio sobre el estado del cine argentino y las oportunidades que se están desvaneciendo. Su voz es un recordatorio de que, aunque el glamour de Cannes brilla intensamente, no debemos olvidar las realidades que existen más allá de las luces y las cámaras.