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La crisis invisible de los microplásticos
Los microplásticos están presentes en todos los rincones de nuestro entorno, desde el aire que respiramos hasta los alimentos que consumimos. Investigaciones recientes han revelado que estos diminutos fragmentos de plástico pueden encontrarse en nuestro hígado, sangre e incluso en el cerebro.
La Dra. Sherri Mason, experta en contaminación por plásticos, advierte que esta situación representa una crisis de salud pública que muchas personas desconocen. A pesar de que no se conocen completamente las consecuencias a largo plazo de la exposición a microplásticos, los estudios sugieren que su presencia en nuestro organismo no es beneficiosa.
El agua embotellada: un enemigo silencioso
Una de las principales fuentes de microplásticos es el agua embotellada. Según investigaciones, un litro de agua embotellada puede contener hasta 240,000 partículas de plástico, la mayoría de las cuales son nanoplásticos, que son tan pequeños que son difíciles de detectar.
Para reducir la exposición, se recomienda optar por agua del grifo filtrada. Aunque esta también puede contener microplásticos, las cantidades son significativamente menores. Hervir y filtrar el agua puede eliminar hasta el 90% de las partículas, aunque es importante tener en cuenta que esto podría liberar productos químicos tóxicos en el proceso.
Alimentos envasados: una fuente de contaminación
La forma en que almacenamos y consumimos alimentos también puede contribuir a la ingesta de microplásticos. Los envases de plástico son una fuente común de contaminación, ya que los microplásticos pueden desprenderse de estos materiales.
Por ejemplo, se ha demostrado que calentar alimentos en recipientes de plástico puede liberar millones de partículas de microplásticos en solo unos minutos. Para evitar esto, es recomendable utilizar recipientes de vidrio o acero inoxidable y evitar calentar alimentos en plástico. Además, los alimentos altamente procesados tienden a contener más microplásticos que aquellos que son mínimamente procesados.
El sal y los saquitos de té: sorpresas ocultas
Un estudio reciente ha revelado que incluso los condimentos que utilizamos a diario pueden estar contaminados con microplásticos. Se encontró que diferentes tipos de sal, incluido el sal rosa del Himalaya, contenían cantidades significativas de estos fragmentos. Asimismo, los saquitos de té de nylon, que son comunes en muchas casas, pueden liberar billones de microplásticos en cada infusión. Optar por té de hojas sueltas y utilizar saquitos biodegradables puede ser una alternativa más segura y saludable.