El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, ha propuesto el aplazamiento de la firma del acuerdo comercial entre la Unión Europea y el Mercosur. Esta decisión se comunicó tras una conversación con la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, y será discutida en la cumbre de Mercosur programada para el próximo fin de semana.
Este acuerdo ha sido objeto de debate durante más de dos décadas, y su importancia abarca tanto el ámbito económico como el político. Sin embargo, ha enfrentado resistencia en varios países europeos, destacando Francia e Italia, preocupados por el impacto en sus sectores agrícolas.
La influencia italiana en el aplazamiento del acuerdo
La decisión de posponer el acuerdo se produjo al final de un Consejo Europeo donde este tema fue uno de los más debatidos. Durante la reunión, también se abordaron otros asuntos, como el financiamiento a Ucrania. Esta postergación fue impulsada en gran medida por las preocupaciones de los agricultores europeos, quienes organizaron protestas masivas en Bruselas, utilizando tractores para expresar su descontento.
Diálogo entre líderes para resolver tensiones
El diálogo entre Meloni y Lula fue fundamental para reducir la tensión entre los países del Mercosur, que han estado esperando la aprobación de un acuerdo firmado el año pasado. En esta conversación, Meloni se comprometió a trabajar para asegurar a los agricultores italianos que sus intereses no se verían perjudicados por la competencia generada por el acuerdo.
Tras la llamada, Lula adoptó un tono más conciliador, indicando que Meloni le aseguró que no se opondría al acuerdo y que estaba decidida a convencer a los agricultores de su necesidad. Además, se acordó que Italia necesitaría entre una semana y un mes para emitir un voto favorable.
Condiciones para la firma del acuerdo
El gobierno italiano, a través de una declaración oficial, manifestó su disposición a firmar el acuerdo, siempre que se aborden las inquietudes de los agricultores, las cuales dependen de decisiones que tomará la Comisión Europea. Esta postura refleja la complejidad del proceso, ya que la aprobación del acuerdo requiere alcanzar una mayoría cualificada en el Consejo Europeo.
Los desafíos del sistema de votación
En el contexto del sistema de votación, tanto Italia como Francia juegan roles cruciales. Para que el acuerdo entre en vigor, es necesaria la aprobación de al menos 15 Estados miembros que representen el 65% de la población de la UE, evitando la formación de una minoría de bloqueo que podría obstaculizar su implementación.
Los países del Mercosur consideran que el acuerdo les beneficiaría, especialmente al aumentar sus exportaciones de productos alimentarios hacia Europa. No obstante, son conscientes de que el temor de los agricultores europeos, particularmente en el sector cárnico, podría complicar aún más las negociaciones.
Objetivos y beneficios del acuerdo
Desde que comenzaron las negociaciones en el año 2000, el objetivo principal del tratado ha sido facilitar el comercio entre ambas regiones. Uno de los puntos más destacados es la eliminación progresiva de casi todos los aranceles aduaneros, así como la reducción de las diferencias normativas que impiden un comercio más fluido.
La UE está interesada en acceder a un mercado enorme con condiciones más favorables y en aumentar sus exportaciones de productos con altos aranceles, como ropa, automóviles y vino. Además, busca asegurar un suministro constante de materias primas esenciales, como el litio, del que Sudamérica posee abundantes reservas.
Este acuerdo ha sido objeto de debate durante más de dos décadas, y su importancia abarca tanto el ámbito económico como el político. Sin embargo, ha enfrentado resistencia en varios países europeos, destacando Francia e Italia, preocupados por el impacto en sus sectores agrícolas.0


