Los axolotles se adaptan a la vida silvestre tras ser criados en cautiverio

Los axolotles, esos adorables pero críticamente amenazados salamandras originarias de los canales del sur de la Ciudad de México, han mostrado una sorprendente capacidad para adaptarse a hábitats naturales después de haber sido criados en cautiverio, según un nuevo estudio. Esta investigación, publicada recientemente en la revista científica PLOS One, ofrece un rayo de esperanza para una especie cuya población salvaje ha disminuido drásticamente debido a la contaminación, la pérdida de hábitat y la invasión de especies no nativas.

Un paso hacia la recuperación

El estudio fue liderado por Alejandra Ramos, quien, en una entrevista reciente, enfatizó la importancia de las investigaciones que buscan entender cómo los axolotles pueden reintegrarse en su entorno natural. Investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y Conservation International liberaron un grupo de axolotles en dos lugares estratégicos de la Ciudad de México: los humedales restaurados de Xochimilco, el último bastión natural de esta especie, y La Cantera Oriente, un humedal semi-natural dentro de la Reserva Ecológica de San Ángel.

Los axolotles fueron equipados con pequeños rastreadores de alta frecuencia para monitorear su comportamiento durante un periodo de 40 días. Lo más alentador fue que todos los ejemplares sobrevivieron, y tres de ellos mostraron un aumento de peso, indicando que estaban encontrando suficiente alimento en su nuevo hábitat.

Comportamiento y superación de desafíos

Durante el seguimiento, los axolotles mostraron patrones de movimiento diferenciados. Aquellos en Xochimilco cubrieron territorios más amplios, alcanzando hasta 2,747 metros cuadrados, en comparación con los 382 metros cuadrados que recorrieron los de La Cantera. Además, se observó que las hembras se desplazaban más lejos diariamente que los machos, con un promedio de 86.75 metros frente a 54.33 metros. Esta diferencia podría estar relacionada con la selección de territorios y el comportamiento de forrajeo.

A pesar de estos avances, la investigación también reveló que las aves depredadoras, como la garza grande, representan un desafío significativo para la supervivencia de los axolotles en libertad. Se documentó que estas aves atacaron a dos axolotles en Xochimilco, lo que ha llevado a los investigadores a considerar la implementación de programas de entrenamiento para aumentar la conciencia de los depredadores antes de liberar a los ejemplares.

La importancia de conservar Xochimilco

Los científicos subrayan que, aunque la creación de hábitats artificiales como La Cantera puede ser beneficiosa, la restauración de Xochimilco sigue siendo fundamental para la conservación del axolotl. Luis Zambrano, biólogo de la UNAM, comparó esta tarea con la necesidad de proteger el Ártico para salvaguardar a los osos polares. La preservación de los canales y humedales donde los axolotles han vivido durante siglos es vital para garantizar su futuro.

Iniciativas para la conservación

La situación crítica de los axolotles ha motivado diversas iniciativas para su protección. Desde campañas como “Adopta un Axolotl” hasta colaboraciones con instituciones como Axolotitlán, el Museo Nacional del Axolotl, se están realizando esfuerzos significativos para concienciar sobre esta especie y financiar su conservación. Recientemente, se lanzó un documental titulado «Axolotitlán: Encuentros de resiliencia y regeneración», que busca educar al público sobre la importancia de proteger a los axolotles y su hábitat.

Este documental, disponible en el canal de YouTube de RappiCardMX, es parte de un esfuerzo más amplio que involucra a la comunidad y a las empresas para promover la sostenibilidad y la educación sobre la biodiversidad. A medida que más personas se involucran en la prevención de la extinción del axolotl, se genera un sentido de esperanza para el futuro de esta especie única.

El futuro del axolotl

Con el respaldo de la comunidad científica y la participación activa de la sociedad, hay una oportunidad real de restaurar el hábitat de los axolotles y, en última instancia, recuperar sus poblaciones en la naturaleza. Como dijo Zambrano, “Si podemos restaurar este hábitat en una ciudad de 20 millones de personas, tenemos esperanza para la humanidad”. Este optimismo se traduce en un compromiso colectivo que podría marcar la diferencia para el axolotl y otros seres vivos que comparten su delicado ecosistema.