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Un gigante empresarial con raíces profundas
Li Ka-shing, conocido como el «Superman» de Hong Kong, ha sido una figura emblemática en el mundo de los negocios durante décadas. A sus 96 años, este magnate ha construido un imperio que abarca desde puertos hasta telecomunicaciones, demostrando una capacidad única para adaptarse a los cambios del mercado y la política global.
Su historia comienza en la infancia, cuando huyó de la guerra Sino-Japonesa y llegó a Hong Kong, donde inició su carrera en la fabricación de plásticos antes de diversificarse en el sector inmobiliario y otros negocios. Hoy, su conglomerado, CK Hutchison, es uno de los más grandes de Asia, generando más de la mitad de sus ingresos en el Reino Unido y Europa.
Desafíos geopolíticos y su impacto en los negocios
En los últimos años, la relación de Li Ka-shing con la China continental ha sido objeto de escrutinio. A medida que las tensiones entre Estados Unidos y China aumentan, las empresas de Hong Kong, incluida CK Hutchison, son vistas con recelo.
La administración de Trump revocó los privilegios comerciales especiales de Hong Kong, lo que complicó aún más la situación. Li ha intentado mantener una buena relación con Beijing, apoyando a líderes como John Lee, pero su empresa ha enfrentado críticas por sus vínculos con el gobierno chino.
Analistas advierten que la geopolítica podría restringir los planes de expansión de CK Hutchison, especialmente en el contexto de adquisiciones importantes como la de Thames Water en el Reino Unido.
El futuro de CK Hutchison y su legado
A pesar de los desafíos, Li Ka-shing sigue siendo un jugador clave en el mercado global.
Su enfoque en la diversificación y la inversión en infraestructura ha permitido a CK Hutchison mantenerse relevante. Con un «considerable caja de guerra» de más de 130 mil millones de dólares de Hong Kong, la empresa busca nuevas oportunidades de adquisición. Sin embargo, la percepción de ser una empresa china podría limitar sus opciones en el extranjero. Observadores políticos en el Reino Unido cuestionan si es apropiado que una empresa con vínculos con el Partido Comunista Chino opere en sectores estratégicos. A medida que Li continúa su legado, la pregunta persiste: ¿puede su imperio sobrevivir y prosperar en un entorno empresarial cada vez más complicado?