En diciembre de 2024, un devastador terremoto golpeó Port Vila, la capital de Vanuatu, dejando a su paso destrucción y desolación. Sin embargo, en medio de esta adversidad, las mujeres de la comunidad se han levantado como verdaderas líderes en el proceso de recuperación, mostrando una increíble resiliencia y determinación. Este evento marcó un hito en la historia de la ciudad, donde la lucha por la supervivencia se ha convertido en un esfuerzo colectivo impulsado por el coraje femenino.
Mujeres al frente de la recuperación en Vanuatu
Las mujeres de Port Vila no solo han sido sobrevivientes de este catastrófico desastre, sino que han asumido roles fundamentales en la organización y distribución de la ayuda. Rossie, una madre de tres hijos que trabajaba en un hotel, es un claro ejemplo de esta valentía. A pesar de perder su hogar y su trabajo, se ha mantenido firme, ayudando a otros y buscando maneras de reconstruir su vida. “Espero poder encontrar otro trabajo en la industria del turismo y estoy convencida de que podremos volver a reconstruir todo y que seremos más fuertes”, afirma con determinación.
El impacto del terremoto en la comunidad
El terremoto no solo destruyó hogares, sino que provocó una crisis laboral, dejando a cientos de personas, especialmente mujeres, sin medios de subsistencia. Los mercados de artesanías, vitales para la economía local, fueron arrasados, aumentando así la presión sobre las familias. Las mujeres, a menudo las principales proveedoras, enfrentan ahora un doble desafío: la búsqueda de empleo y la protección de sus familias en medio de un entorno inestable.
Organización comunitaria y resiliencia
En este contexto caótico, las mujeres han demostrado ser esenciales en la organización comunitaria. En lugares como Erangorango, donde muchas familias desplazadas se han refugiado, son ellas quienes gestionan la distribución de alimentos y cuidan a los más pequeños, permitiendo que otros se concentren en las labores de limpieza y reconstrucción. Este liderazgo ha sido fundamental para mantener la cohesión social y la esperanza en un futuro mejor.
Creación de un entorno seguro
Jhony, otra mujer valiente, ha estado en un centro de evacuación, ayudando a establecer un espacio seguro para que los niños jueguen y puedan olvidar, aunque sea por un momento, la tragedia que han vivido. “Hemos estado viviendo en esta iglesia junto a otras 21 personas. Todavía no sabemos cómo vamos a reconstruir nuestro hogar”, comparte, reflejando la incertidumbre que aún persiste en la comunidad.
La ayuda internacional y el papel de las mujeres
A medida que la situación avanza, la comunidad ha comenzado a recibir apoyo internacional. El Fondo Central de Respuesta a Emergencias (CERF) de las Naciones Unidas ha asignado fondos para ayudar a la recuperación. Sin embargo, lo que realmente ha mantenido la esperanza viva son los esfuerzos de las mujeres locales que, a pesar de la falta de recursos, han encontrado la manera de organizarse y ayudar a quienes más lo necesitan. El trabajo informal de coordinación de ayuda realizado por estas mujeres ha sido crucial para que la asistencia llegue a las familias más vulnerables.
El futuro de Vanuatu y la resiliencia femenina
El camino hacia la recuperación es largo y lleno de desafíos, pero las mujeres de Vanuatu han demostrado que, a pesar de las adversidades, la colaboración y la determinación pueden forjar un futuro más resiliente. La comunidad ha aprendido a apoyarse mutuamente, y el ejemplo de Rossie, Jhony y muchas otras mujeres se ha convertido en un faro de esperanza para todos. A medida que Vanuatu sigue enfrentando el proceso de reconstrucción, queda claro que el papel de estas mujeres es fundamental para restaurar la estabilidad y construir un futuro más sólido.