Las elecciones parlamentarias de Venezuela, celebradas el 25 de mayo de 2025, se desarrollaron en un ambiente marcado por la crisis política y la controversia. A medida que el país se recuperaba de las tensiones provocadas por las elecciones presidenciales de 2024, que resultaron en protestas y descontento, la atención se centró en la renovación de los 285 escaños de la Asamblea Nacional. Los nuevos legisladores asumirán sus funciones el 5 de enero de 2026, en medio de un clima de desconfianza hacia el Consejo Nacional Electoral (CNE).
Contexto de las elecciones parlamentarias
El contexto en el que se llevaron a cabo estas elecciones no fue el más favorable. Las elecciones presidenciales del 28 de julio de 2024, que proclamaron a Nicolás Maduro como presidente electo, fueron objeto de críticas internacionales y acusaciones de falta de transparencia. Las protestas estallaron en respuesta a los resultados, lo que llevó a una intensa represión de la oposición. La situación se agravó con la detención de más de 70 personas, incluidos políticos y activistas, en los días previos a las elecciones, lo que generó un clima de miedo e incertidumbre en la población.
Participación y resultados
El CNE informó que la participación en las elecciones fue del 42,63%, un dato que fue rápidamente cuestionado por el Comando con Venezuela, que afirmó que la verdadera participación no superó el 12,56%. Este desajuste en las cifras refleja la desconfianza generalizada hacia el proceso electoral. Además, se reportaron irregularidades en el anuncio de los resultados y en la adjudicación de escaños, lo que llevó a especulaciones sobre el uso del método Sainte-Laguë en lugar de la Ley D’Hondt, posiblemente en violación de la legislación electoral.
Las voces de la oposición
La oposición, fragmentada y debilitada, se enfrentó a serias divisiones internas respecto a la participación en las elecciones. Partidos como Primero Justicia y Voluntad Popular anunciaron que no participarían, mientras que otros, como el Partido Comunista de Venezuela, también se abstuvieron por considerar que no existían garantías electorales. Esta falta de unidad y estrategia dejó a muchos opositores sin una voz clara en el proceso, lo que a su vez afectó la percepción de legitimidad de las elecciones.
Consecuencias para el futuro político de Venezuela
El panorama político posterior a las elecciones parlamentarias de 2025 sugiere que la crisis en Venezuela no está cerca de resolverse. Con una oposición dividida y un gobierno que controla la mayoría de las instituciones del Estado, el país se encuentra ante un futuro incierto. La falta de transparencia y la represión de la oposición continúan siendo temas centrales que afectan la confianza de los ciudadanos en el sistema electoral.
El papel del CNE y la percepción pública
El Consejo Nacional Electoral ha sido objeto de críticas por su falta de credibilidad, especialmente tras los eventos de las elecciones de 2024. La desconfianza hacia el CNE se ha visto reflejada en la baja participación y en las acusaciones de manipulación de resultados. Además, la situación en la Guayana Esequiba, un territorio en disputa, añade otra capa de complejidad al proceso electoral y a la política venezolana en su conjunto.
Reflexiones finales
Las elecciones parlamentarias de 2025 en Venezuela no solo han sido un evento electoral, sino un reflejo de la profunda crisis que enfrenta el país. La combinación de represión, desconfianza institucional y división política deja a los venezolanos ante un panorama incierto, donde la búsqueda de soluciones a sus problemas cotidianos se torna cada vez más difícil. A medida que el país avanza, la pregunta que queda en el aire es: ¿cuál será el futuro de la democracia en Venezuela?