La reciente reforma constitucional en México ha dado pie a un modelo inédito de elección por voto popular para todos los miembros del Poder Judicial. Este cambio, aunque ambicioso, ha generado preocupación por el riesgo de captura política de los tribunales y la posibilidad de un populismo penal más acentuado. A medida que se acerca la primera jornada electoral para elegir 881 cargos judiciales federales el próximo 1 de junio, la ciudadanía se ve ante una encrucijada. ¿Está preparado el sistema para lo que se avecina?
Las candidaturas y su proceso de selección
Con la participación de los Comités de Evaluación del Poder Ejecutivo, Legislativo y Judicial, el proceso de selección de candidatos ha sido, digamos, todo un espectáculo. Imagínate el bombardeo de postulaciones: decenas de miles de aspirantes buscando un lugar en la boleta. Sin embargo, las metodologías empleadas para evaluar a estos candidatos han sido objeto de críticas. Muchos sostienen que no han sido suficientes. Y la situación se complicó cuando, en enero de 2025, el Comité del Poder Judicial renunció, alegando que las resoluciones judiciales ordenaban suspender el proceso electoral. Esto llevó a que algunas candidaturas fueran enviadas al Senado sin una evaluación adecuada.
Las listas finales han desatado un torrente de críticas por parte de la sociedad civil y medios de comunicación. Desde acusaciones de corrupción hasta vínculos con la delincuencia organizada, la desconfianza hacia el proceso es palpable. En algunos estados, como Durango, la situación es aún más inquietante: se postulan las mismas candidaturas para todos los puestos disponibles, eliminando la posibilidad de una elección genuina.
Las campañas electorales: un campo de batalla
Las campañas comenzaron a finales de marzo y, a pesar de las restricciones en cuanto a financiamiento, los candidatos han tenido que recurrir a sus propios recursos para hacer campaña. Esto, por supuesto, favorece a los más adinerados o a aquellos que ya ocupan cargos públicos. Y, claro, el Instituto Nacional Electoral (INE) ha habilitado un portal donde se pueden ver los perfiles de aproximadamente 3,400 candidaturas federales. Pero aquí viene la trampa: la viralidad en redes sociales no garantiza el éxito. Lo que realmente cuenta es quién tiene el respaldo de estructuras de movilización de votos, como sindicatos.
Además, la preocupación por la injerencia del crimen organizado en el proceso es real. La violencia ha marcado elecciones anteriores, y muchos temen que esta vez no sea diferente. La sombra de la delincuencia organizada se cierne sobre el proceso, lo que añade un nivel de tensión que no se puede ignorar.
Las boletas y el proceso de votación
Hablemos de las boletas: diseñadas para ser más complejas que las de elecciones tradicionales. Cada votante deberá lidiar con seis boletas federales y, en algunos casos, boletas adicionales para elecciones locales. Esto puede llevar a errores y confusión. La estructura de las boletas incluye listas de nombres divididas por género, lo que puede hacer que el proceso de votación sea aún más engorroso.
El INE ha dividido el país en 60 distritos judiciales electorales, lo que significa que cada boleta mostrará solo una parte de las candidaturas del circuito judicial. Esto podría generar una experiencia de votación fragmentada y difícil de manejar para el votante promedio.
Expectativas para la jornada electoral
Las proyecciones indican que la participación podría oscilar entre el 8 y el 15 por ciento del padrón electoral. Y aquí viene otro dato preocupante: las personas en prisión preventiva no podrán votar. A pesar de ser una parte crucial del sistema judicial, nuevamente se ven excluidas. Para colmo, el INE planea instalar solo la mitad de las casillas que se utilizaron en las elecciones presidenciales de 2024, lo que limita aún más el acceso al voto.
El procedimiento de conteo de votos también será diferente a lo tradicional. En lugar de contar los votos en las casillas, se realizará en las sedes de los consejos distritales del INE. Esto se hace para reducir la posibilidad de irregularidades, pero también puede crear desconfianza entre los votantes.
Mirando hacia el futuro
Tras las elecciones, será crucial observar cómo se compone el nuevo Poder Judicial. ¿Se alineará con el partido en el poder? ¿Habrá avances en la paridad de género? La transición institucional será otro aspecto a monitorear, ya que la entrada de nuevos jueces puede generar demoras en los procesos judiciales. Recuerdo que en ocasiones anteriores, la llegada de nuevos funcionarios ha traído consigo un caos organizativo. Y, honestamente, no se espera que esta vez sea diferente.
Lo más preocupante es que no se anticipan avances significativos en la lucha contra la impunidad. Esto se debe, en parte, a que los problemas en la etapa de investigación por parte de las fiscalías no se abordan en la reforma judicial. Así que, en muchos sentidos, el futuro del sistema judicial mexicano sigue siendo incierto.