Table of Contents
Un hogar de luz y amistad
En el corazón del Pina, en Recife, se encontraba la casa donde Romero creció, un lugar que se convirtió en un verdadero refugio de amistad y cultura. Este espacio, iluminado por la calidez de su familia, era un punto de encuentro para amigos que compartían risas, música y literatura.
Desde una edad temprana, Romero mostró un amor por la literatura, siendo influenciado por grandes autores como Bandeira, Vinicius y Drummond. La música también ocupaba un lugar especial en su vida, con melodías de Chico Buarque y jazz de leyendas como Ella Fitzgerald y Billie Holiday resonando en su hogar.
Un estudiante brillante y generoso
Romero no solo se destacó por su amor a la cultura, sino también por su inteligencia. En la Escuela Parque del Recife, se convirtió en uno de los mejores alumnos, siempre dispuesto a ayudar a sus compañeros.
Su generosidad lo llevó a ofrecer clases particulares a aquellos que necesitaban apoyo, mostrando un espíritu solidario que lo caracterizó a lo largo de su vida. Aunque comenzó estudiando medicina, pronto se dio cuenta de que su verdadera pasión estaba en el derecho, donde finalmente encontró su camino en la Facultad de Derecho del Recife, un lugar que había sido cuna de grandes pensadores como Joaquim Nabuco y Ruy Barbosa.
Un legado de amor y resistencia
La vida de Romero estuvo marcada por su compromiso con la justicia y el conocimiento. Participó activamente en el movimiento estudiantil, donde se destacó como orador y líder, creando lazos de amistad que perdurarían a lo largo de los años.
A pesar de enfrentar desafíos personales, como su diagnóstico de cáncer de esófago en 2023, nunca perdió su amor por la vida ni su deseo de aprender. Su espíritu indomable lo llevó a planear un curso de escritura creativa, un testimonio de su pasión por la expresión artística. En su velorio, sus amigos rindieron homenaje a su legado cubriendo su ataúd con una bandera del Náutico, reflejando su amor por el fútbol y su comunidad.
Un adiós en el Carnaval
Romero partió en un momento significativo, justo antes del Carnaval, una festividad que amaba profundamente. Su muerte, ocurrida la noche del 4 de marzo, fue un acto de amor hacia sus amigos, quienes pudieron continuar celebrando sin interrupciones. Su legado perdura en la memoria de quienes lo conocieron, recordando su capacidad crítica, su sensibilidad y su amor por el conocimiento. La misa de séptimo día, programada para el 11 de marzo, será un momento para que amigos y familiares celebren su vida y compartan recuerdos, llevando consigo el mensaje de que la amistad y la cultura son eternas.