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Un corredor que se cierra
La selva de Darién, ubicada en la frontera entre Colombia y Panamá, ha dejado de ser un paso habitual para los migrantes que buscan alcanzar el sueño americano. Según el presidente panameño, José Raúl Mulino, el flujo de personas que atraviesan esta inhóspita selva ha caído a niveles mínimos. Este cambio se debe, en gran parte, al temor de deportaciones masivas ordenadas por el gobierno de Donald Trump, que afectaron a un millón de migrantes en los últimos tres años.
Desde el año 2016, cuando la migración en Darién aumentó notablemente, el gobierno panameño ha estado trabajando para gestionar esta crisis. En marzo de este año, solo 112 migrantes cruzaron la selva, lo que representa una disminución significativa en comparación con años anteriores. Esta reducción ha llevado a las autoridades a cerrar operaciones de asistencia que habían sido establecidas para ayudar a los migrantes, muchos de los cuales eran venezolanos en busca de una vida mejor.
La experiencia de los migrantes en Darién
Los reporteros de la Folha, Mayara Paixão y Lalo de Almeida, realizaron una visita a la región de Darién en 2024, donde documentaron la situación de los migrantes. Durante su estancia, visitaron comunidades indígenas y estaciones de recepción migratoria, donde se concentraban aquellos que sobrevivían en condiciones difíciles. La selva, que se extiende por 266 km y abarca 575 mil hectáreas, se había convertido en un corredor peligroso, pero ahora parece estar cerrándose.
Mulino también mencionó que, aunque el flujo de migrantes que intentan llegar a Estados Unidos ha disminuido, ahora se observa un nuevo movimiento de personas que regresan desde el norte. Estos migrantes, en lugar de cruzar la selva, están optando por utilizar lanchas en pequeños puertos caribeños de Panamá para llegar a Colombia. Este cambio en la ruta migratoria refleja la adaptabilidad de los migrantes ante las nuevas realidades políticas y sociales.
El futuro de la migración en la región
El presidente panameño ha sido claro en su intención de cerrar la ruta migratoria a través de Darién. Durante su campaña electoral, prometió tomar medidas drásticas para controlar el flujo de migrantes en esta zona. A medida que el gobierno panameño desmantela los campamentos de asistencia, surge la pregunta sobre el futuro de aquellos que buscan una mejor vida. La situación en la región es compleja y está en constante evolución, y las decisiones políticas tendrán un impacto significativo en la vida de miles de personas.
La selva de Darién, una vez un símbolo de esperanza para muchos, ahora se convierte en un recordatorio de los desafíos que enfrentan los migrantes en su búsqueda de un futuro mejor. A medida que las rutas migratorias cambian, es crucial seguir de cerca la situación y entender las dinámicas que afectan a estas comunidades vulnerables.