La revolución de los hongos en São Paulo: un sector en crecimiento

Un sector en expansión

En los últimos años, la producción de hongos en São Paulo ha experimentado un crecimiento notable. Aunque el último censo oficial data de 2016, se estima que más de 2,000 productores están actualmente activos en el estado, lo que representa un aumento significativo en comparación con las 530 granjas registradas anteriormente. São Paulo no solo lidera la producción nacional, sino que también es pionero en la regulación de la cadena productiva, lo que permite a los productores acceder a políticas de apoyo y fomento.

Desafíos y oportunidades

A pesar de su crecimiento, el sector enfrenta desafíos. La competencia de los champiñones importados, especialmente de China, ha sido feroz. Sin embargo, los productores locales han encontrado su nicho al enfocarse en hongos frescos, un mercado que aún está en desarrollo en Brasil. La resistencia inicial a esta idea ha sido superada, y hoy en día, el shimeji se ha convertido en el hongo más cultivado, representando la mitad de la producción total. Este hongo es fácil de cultivar y no requiere condiciones climáticas estrictas, lo que lo convierte en una opción popular entre los nuevos productores.

El perfil del productor de hongos

El perfil de los productores de hongos en São Paulo es diverso, desde pequeños microproductores hasta grandes empresas como Cogumelos Urakami, que se destaca como la mayor productora de América Latina. Eduardo Urakami, quien dirige la empresa familiar, ha implementado un modelo de producción verticalizada, lo que les permite controlar todo el proceso, desde la inoculación de los compuestos de cultivo hasta la venta directa al consumidor. Esta estrategia no solo mejora la calidad del producto, sino que también reduce costos y aumenta la rentabilidad.

Educación y formación en el sector

La educación juega un papel crucial en el crecimiento del sector. La Cámara Setorial de Fungicultura de São Paulo ha promovido numerosos cursos gratuitos para capacitar a nuevos productores. En 2020, se ofrecieron 252 cursos de cultivo de shiitake y 302 de shimeji, atrayendo a más de 5,000 estudiantes. Esta creciente demanda de formación refleja el interés por la fungicultura y la promesa de rentabilidad que ofrece. Con un salón de cultivo de 100 m², los productores pueden generar ingresos brutos de hasta R$ 50,000, lo que ha atraído a muchos emprendedores al sector.