La resistencia de Europa ante la adopción de reformas esenciales

En un contexto donde la política europea enfrenta desafíos significativos, Jean-Claude Juncker, ex presidente de la Comisión Europea, ha expresado una inquietante verdad: «Todos sabemos qué hacer, pero no cómo mantenernos en el cargo después de hacerlo.» Este comentario resume el conflicto que enfrentan muchos líderes europeos, quienes son conscientes de las reformas necesarias para revitalizar sus economías, pero temen las repercusiones electorales de tales decisiones.

La reticencia de los votantes europeos a renunciar a los beneficios sociales, tras décadas de expansión del estado de bienestar, ha creado un ambiente donde la política se vuelve reactiva y profundamente polarizada. Partidos de izquierda y derecha compiten para ofrecer promesas atractivas a corto plazo, pero insostenibles a largo plazo, alimentando un ciclo de populismo que agrava la división social.

La advertencia de Mario Draghi sobre el futuro de Europa

En su informe de 2025, Mario Draghi, ex presidente del Banco Central Europeo, advirtió que Europa corre el riesgo de convertirse en un museo en lugar de un jugador activo en la economía global. La belleza y la historia de las naciones europeas pueden volverse irrelevantes si no se implementan las reformas necesarias. Aunque muchos líderes reconocen la importancia de su trabajo, la voluntad política para llevar a cabo sus recomendaciones sigue siendo escasa.

Un ejemplo fallido: la reforma de pensiones en Francia

Un caso notable de resistencia al cambio es la reciente tentativa del presidente francés, Emmanuel Macron, de incrementar la edad de jubilación. En un país donde los ciudadanos mayores de 65 años disfrutan de ingresos promedio superiores a los de la población activa, esta propuesta desató una oleada de protestas. Tanto los populistas de izquierda como de derecha se opusieron, argumentando que la solución al déficit fiscal radica en aumentar los impuestos a los más ricos, a pesar de que Francia ya tiene una de las cargas fiscales más altas de los países desarrollados.

Finalmente, la reforma se consideró demasiado controvertida y el gobierno decidió dejarla de lado. El nuevo ministro de Finanzas, Roland Lescure, lo resumió bien: «Es el coste del compromiso y de la estabilidad política.»

La defensa de Europa ante un mundo cambiante

La necesidad de mejorar la postura defensiva de Europa ante un entorno geopolítico cada vez más hostil es otra área donde la falta de acción es evidente. Muchos líderes, conscientes de las prioridades de sus votantes, evitan aumentar el gasto en defensa. Por ejemplo, España aún no ha alcanzado el objetivo del 2% del PIB en defensa establecido por la OTAN, a pesar de las crecientes preocupaciones sobre la seguridad en el este de Europa.

La manipulación de cifras en Italia

Italia, por otro lado, ha prometido aumentar sus gastos en defensa, pero ha recurrido a trucos contables para clasificar proyectos de infraestructura como gastos militares. Como señala el politólogo Pol Morillas, Europa anhela un lugar en la mesa de las grandes potencias mundiales, pero se resiste a pagar el precio que conlleva.

Paralelismos con la situación en Argentina

A pesar de las diferencias, la situación actual en Europa presenta similitudes inquietantes con la de Argentina. Los votantes europeos han comenzado a mostrar características propias de sus contrapartes argentinas, que, a pesar de lidiar con una inflación descontrolada y crisis económicas recurrentes, han caído en la trampa de soluciones simplistas como subsidios y una expansión constante del sector público. Esto recuerda al peronismo y al kirchnerismo, que han dominado la política argentina en años recientes.

Entre 2015 y 2019, el entonces presidente Mauricio Macri intentó implementar un programa de reformas económicas que, aunque necesario, fue muy impopular y exacerbó el descontento del electorado. Con el regreso del kirchnerismo, la situación económica se deterioró aún más.

En las elecciones de 2025, los votantes argentinos optaron por el libertario Javier Milei, quien ha desafiado a las élites políticas y ha implementado un programa de recortes drásticos en el gasto público. Aunque estos cambios han llevado a un superávit presupuestario, también han incrementado la pobreza y la desigualdad, evidenciando los costos sociales de tales políticas.

El futuro incierto de Europa

La reticencia de los votantes europeos a renunciar a los beneficios sociales, tras décadas de expansión del estado de bienestar, ha creado un ambiente donde la política se vuelve reactiva y profundamente polarizada. Partidos de izquierda y derecha compiten para ofrecer promesas atractivas a corto plazo, pero insostenibles a largo plazo, alimentando un ciclo de populismo que agrava la división social.0

La reticencia de los votantes europeos a renunciar a los beneficios sociales, tras décadas de expansión del estado de bienestar, ha creado un ambiente donde la política se vuelve reactiva y profundamente polarizada. Partidos de izquierda y derecha compiten para ofrecer promesas atractivas a corto plazo, pero insostenibles a largo plazo, alimentando un ciclo de populismo que agrava la división social.1