La llegada de Javier Milei a la presidencia de Argentina prometía una revolución en el campo agrícola, un sector crucial para la economía del país. Pero, a más de veinte meses de su mandato, muchos agricultores se sienten decepcionados por lo que han visto hasta ahora. La pregunta que surge es: ¿realmente se están cumpliendo las promesas de un cambio significativo, o solo estamos ante un nuevo rumbo sin un impacto real?
Análisis de la situación actual
Desde que Milei asumió el cargo, los agricultores han experimentado varios cambios, pero muchos consideran que han sido insuficientes. Un claro ejemplo es el de Rubén Artigues, un agricultor de La Buena Moza, que ha visto cómo sus cosechas de naranjas y duraznos se ven afectadas tanto por condiciones climáticas adversas como por un entorno fiscal complicado. A pesar de la promesa de reducir impuestos en las exportaciones, los recortes anunciados no han tenido el impacto esperado.
En un contexto donde los productos agrícolas representaron el 58% de las exportaciones argentinas en 2024, es evidente que este sector es vital para la economía. Sin embargo, los múltiples impuestos que enfrentan los agricultores a nivel nacional, provincial y municipal siguen siendo un obstáculo que limita su competitividad. Como bien señala Artigues, el costo de enviar un contenedor de naranjas desde Argentina es un 40% más alto que el de sus competidores en Chile o Uruguay, lo que afecta directamente sus márgenes de ganancia.
Lecciones de fracasos y éxitos en el campo
La historia reciente de Milei está marcada por decisiones audaces y medidas de austeridad que han llevado a recortes en el gasto público, incluyendo despidos en el sector público. Aunque estas decisiones pueden haber sido necesarias en un contexto de financiamiento complicado, han generado una sensación de inseguridad entre los agricultores, quienes ven deterioradas sus condiciones laborales y de producción.
La crítica más fuerte hacia su gestión proviene de la falta de infraestructura adecuada. Nicolás Pino, presidente de la Sociedad Rural Argentina, ha advertido sobre el estado crítico de las carreteras y ferrocarriles, esenciales para el transporte de productos. Sin una logística eficiente, es difícil aumentar la producción y, por ende, mejorar la situación económica del sector agrícola.
Takeaways y recomendaciones para los fundadores
Los fundadores y líderes en el sector agrícola deben aprender de la experiencia de Milei. Primero, es crucial entender el entorno regulatorio y fiscal antes de hacer promesas de cambio. Las expectativas de los agricultores son altas, y la frustración puede llevar a un abandono del sector, como hemos visto en muchos casos donde se han optado por alquilar tierras a productores de soja, que requieren menos mano de obra.
Además, crear estrategias para mitigar el impacto de las condiciones climáticas adversas y mejorar la infraestructura son fundamentales para garantizar la sostenibilidad del negocio agrícola. Colaborar con el gobierno para abordar estos problemas puede ser clave para lograr un verdadero cambio.
En conclusión, el camino hacia una revolución agrícola en Argentina es complejo y lleno de desafíos. Los agricultores necesitan más que promesas; requieren acciones concretas que mejoren su competitividad y aseguren la sostenibilidad del sector.



