En Brasil, la discusión sobre si las guardias civiles deberían cambiar su nombre a policía municipal ha cobrado fuerza, generando un intenso debate entre autoridades, expertos y la sociedad. Reinaldo Monteiro, presidente de la Asociación Nacional de Guardas Municipales de Brasil (AGM Brasil), sostiene que este cambio no debería ser la prioridad de las municipalidades. Según él, el enfoque debería estar en desarrollar políticas de seguridad efectivas que aborden problemas como la protección de mujeres, niños y ancianos, así como el patrullaje escolar.
La esencia del debate
Monteiro argumenta que la discusión sobre la nomenclatura es, en gran medida, una cuestión de perfumaria. Para él, el verdadero desafío radica en cómo las guardias pueden desempeñar su función de manera más efectiva. Aunque apoya la idea de incluir el término policía en la denominación de las guardias, advierte que cambiar completamente el nombre podría diluir su esencia y el trabajo que realizan. Este punto de vista es respaldado por Eduardo Pazinato, asociado del Fórum Brasileiro de Segurança Pública, quien señala que la decisión del Supremo Tribunal Federal (STF) de permitir que las guardas participen en acciones de seguridad no implica la creación de un nuevo cargo, sino que sugiere que el uso del nombre podría facilitar la interacción con la comunidad.
Opiniones divididas entre expertos
Sin embargo, no todos están de acuerdo. Expertos como Rafael Alcadipani, de la Fundación Getulio Vargas, consideran que el cambio de nombre es innecesario y que podría generar más confusión que beneficios. Carolina Ricardo, del Instituto Sou da Paz, también critica la tendencia de las guardias a militarizarse, sugiriendo que este cambio de nombre podría ser un reflejo de esa identidad más militarizada que algunas guardias están adoptando. Para ella, el enfoque debería permanecer en la prevención y no en la imitación de las fuerzas policiales tradicionales.
El futuro de las guardias municipales
El debate sobre la nomenclatura de las guardias civiles en Brasil no solo es una cuestión de semántica, sino que también refleja tensiones más profundas sobre el papel de estas instituciones en la seguridad pública. Mientras algunos abogan por un cambio que podría modernizar y dar más reconocimiento a su trabajo, otros advierten que este tipo de cambios podría desviar la atención de las verdaderas necesidades de seguridad de las comunidades. A medida que las municipalidades continúan evaluando sus políticas de seguridad, el futuro de las guardias civiles y su nombre seguirá siendo un tema candente en la agenda pública.


