Table of Contents
Un mito urbano que aterra
La historia de Florencio Roque Fernández, conocido como el «vampiro de la ventana», ha circulado durante décadas en Monteros, Tucumán. Se dice que este joven, impactado por la película Drácula de Bela Lugosi, se convirtió en un asesino en serie, responsable de la muerte de 15 mujeres en la década de 1950.
Sin embargo, la veracidad de estos relatos ha sido cuestionada, y muchos consideran que se trata de un mito urbano más que de una realidad histórica.
Los crímenes y su modus operandi
Según las versiones más escalofriantes, Fernández acechaba a sus víctimas durante días, esperando el momento perfecto para ingresar a sus hogares.
Se dice que lo hacía por las ventanas, aprovechando las noches calurosas. Una vez dentro, atacaba a sus víctimas, golpeándolas y mordiéndolas, llegando incluso a diseccionarles la tráquea y la carótida. La brutalidad de estos actos ha alimentado la leyenda, aunque la falta de pruebas concretas deja muchas preguntas sin respuesta.
La captura y el destino de Fernández
La historia cuenta que Fernández fue detenido en 1960, tras años de terror en Monteros. Sin embargo, su captura no fue el final de la leyenda. Tras ser internado en un hospital psiquiátrico, falleció en 1968, pero su historia continuó viva en la memoria colectiva.
A pesar de que algunos medios han documentado su vida y crímenes, muchos habitantes de Monteros afirman no recordar tales sucesos, lo que añade un aire de misterio a la narrativa.
Un legado de dudas y especulaciones
La figura de Fernández ha sido objeto de análisis y especulación.
Algunos sugieren que su infancia marcada por la psicopatía y el abandono familiar pudo haber influido en su comportamiento. Sin embargo, la falta de evidencia sobre sus víctimas y la escasa memoria colectiva sobre los hechos han llevado a muchos a cuestionar la autenticidad de la leyenda. ¿Es realmente un asesino en serie o simplemente un personaje de una historia que ha crecido con el tiempo?
Reflexiones sobre el mito y la realidad
La historia del vampiro de Monteros nos invita a reflexionar sobre cómo los mitos urbanos pueden moldear la percepción de la realidad. En un mundo donde la información se difunde rápidamente, es fácil caer en la trampa de las leyendas. La figura de Fernández, ya sea real o ficticia, sigue siendo un símbolo del terror que puede habitar en la imaginación colectiva. La historia de Monteros es un recordatorio de que, a veces, la verdad puede ser más extraña que la ficción.