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El inicio de una tragedia
La vida de Juan Catalino Domínguez dio un giro inesperado en 1944, cuando un engaño amoroso lo llevó a un camino de violencia y crimen. Este hombre, que en un principio era un trabajador rural respetado, se convirtió en un fugitivo temido por muchos.
La traición de su esposa, quien supuestamente le fue infiel con un conocido, desató en él una ira incontrolable que lo llevó a cometer actos atroces. La historia de Domínguez es un recordatorio escalofriante de cómo un evento traumático puede transformar a una persona común en un ser despiadado.
El primer acto de venganza
El primer crimen de Domínguez ocurrió en Dolores, donde asesinó brutalmente a dos personas: Gregoria Rozas y su concubino, Francisco Peñalba. Este acto marcó el inicio de una serie de homicidios que lo convertirían en un personaje infame en la historia criminal argentina.
La búsqueda de su esposa y su hija se convirtió en su obsesión, llevándolo a dejar un rastro de sangre a su paso. La frialdad con la que ejecutó estos crímenes alimentó su reputación como un asesino implacable, y su nombre comenzó a resonar en los medios de comunicación.
La vida en la clandestinidad
Para evadir a la justicia, Domínguez adoptó múltiples identidades y se movió por diversas provincias, incluyendo Mendoza y Buenos Aires. Su conocimiento del terreno rural le permitió ocultarse y eludir la captura durante meses. Durante este tiempo, se unió a una banda de cuatreros, lo que incrementó su notoriedad.
Junto a su cómplice, Orlando Rosas, cometió robos y asesinatos, consolidándose como «El feroz asesino de las pampas». La violencia de sus actos y su capacidad para escapar de las autoridades lo convirtieron en un mito del crimen en Argentina.
El final de un ciclo de terror
El 18 de abril de 1948, la historia de Domínguez llegó a su fin cuando fue localizado por la policía en General Madariaga. A pesar de estar armado, no pudo escapar de su destino y fue abatido en un breve enfrentamiento. Su muerte marcó el cierre de un capítulo oscuro en la historia criminal del país, dejando tras de sí un legado de horror y violencia. La vida de Juan Catalino Domínguez es un trágico recordatorio de cómo el rencor y la venganza pueden llevar a un ser humano a convertirse en un monstruo.
