La misión Sentinel-1 evalúa el impacto del terremoto en Oaxaca: análisis y resultados

El 23 de junio de 2025<\/strong>, la calma matutina de Oaxaca<\/strong>, México, se vio abruptamente alterada por un potente terremoto<\/strong> de 7,4 grados en la escala de Richter. Este fenómeno geológico no solo generó un tsunami, sino que también obligó a la evacuación de miles de personas y ocasionó serios daños en numerosas viviendas de la región. La situación se volvió crítica rápidamente, y los datos obtenidos a través de la misión Sentinel-1<\/strong> de Copernicus se convirtieron en herramientas fundamentales para analizar las repercusiones de este evento devastador.<\/p>

El contexto sísmico de México

Ubicado en un punto donde convergen tres importantes placas tectónicas (la placa norteamericana, la de Cocos y la del Pacífico), México se caracteriza por su alta actividad sísmica. Esta interacción entre las placas es la causa de muchos de los terremotos devastadores que afectan especialmente la costa del Pacífico. En el sur del país, la placa de Cocos se introduce debajo de la norteamericana, creando una zona de subducción que se ha convertido en un foco de intensa actividad sísmica.

Detalles del terremoto de Oaxaca

El terremoto que afectó Oaxaca se registró a las 10:29 de la mañana, con su epicentro ubicado a unos 12 kilómetros al suroeste de Santa María Zapotitlán. Este evento sísmico generó una serie de réplicas que incrementaron la inquietud entre los habitantes de la región, con cinco de ellas ocurriendo en las primeras 24 horas tras el sismo principal. Aunque hoy en día no es posible predecir los terremotos con precisión, las imágenes de radar proporcionadas por satélites ofrecen a los científicos herramientas valiosas para evaluar los efectos en el terreno.

Análisis de los efectos del terremoto

La misión Sentinel-1 ha sido esencial desde su lanzamiento. Proporciona imágenes que permiten medir la deformación superficial causada por eventos tectónicos. Al combinar datos de los satélites Sentinel-1A y Sentinel-1B, los científicos han logrado crear interferogramas. Estos son patrones visuales que ilustran el desplazamiento de la superficie terrestre y permiten cuantificar los movimientos del suelo provocados por el terremoto.

Interpretación de los interferogramas

El interferograma se genera al combinar los datos de radar obtenidos antes y después de un sismo. Cada ciclo de color en este gráfico representa un desplazamiento específico. Por ejemplo, un ciclo que transita de azul a verde y luego a rojo indica un movimiento hacia el radar. En cambio, un ciclo que va de rojo a verde y luego a azul señala un movimiento en sentido contrario.

Analizar estos patrones es crucial. Los investigadores pueden transformar los datos en un mapa de desplazamiento superficial. Este análisis revela deformaciones significativas, como las que se registraron en Oaxaca, donde alcanzaron hasta 0,45 metros. Este fenómeno fue especialmente notable en la ciudad costera de La Crucecita, que se encontraba justo en el epicentro del sismo.

Perspectivas Futuras en el Monitoreo Sísmico

La misión Sentinel-1 destaca por su ancho de barrido de 250 kilómetros, lo que proporciona a los científicos una visión amplia sobre el desplazamiento del terreno. Este enfoque ha facilitado el análisis de los deslizamientos del terreno y ha enriquecido nuestra comprensión de los fenómenos sísmicos. Sin embargo, las actuales misiones de radar se limitan a medir el componente este-oeste del desplazamiento. Para superar esta limitación, se están gestando nuevas iniciativas, como la misión Harmony, que promete ampliar las capacidades de observación al incorporar líneas de visión adicionales.

Harmony permitirá realizar mediciones más precisas en áreas donde el desplazamiento ocurre principalmente en dirección norte-sur. Esto es clave para entender mejor los procesos geofísicos que pueden provocar terremotos y otros fenómenos naturales. Además, se espera que las próximas misiones prioritarias, como ROSE-L, refuercen aún más las capacidades del sistema Sentinel-1. Esto mejorará el mapeo de terremotos en la próxima década.

Ramón Torres, encargado del proyecto Sentinel-1 de Copernicus, afirma que los servicios que ofrece esta misión estarán disponibles durante las próximas décadas. Esto será posible gracias a los avances tecnológicos y al desarrollo de nuevos satélites, como el Sentinel-1C y el Sentinel-1D, que actualmente están en fase de construcción.