Table of Contents
Un panorama cambiante
El inicio de este año ha traído consigo una serie de debates sobre la igualdad de género, un tema que, aunque ha sido ampliamente discutido y apoyado, enfrenta nuevos desafíos. En el Foro de Davos 2025, se destacó que cerrar la brecha de género podría aumentar el PIB mundial en un 20%.
Sin embargo, este dato no ha resonado en los medios ni en las redes sociales como se esperaba. En cambio, los discursos que cuestionan las políticas de diversidad y equidad están ganando terreno, lo que genera un clima de incertidumbre sobre el futuro de la igualdad de género.
La resistencia en el ámbito empresarial
Las empresas, que juegan un papel crucial en la reducción de las brechas de género, parecen estar divididas. Algunas se sienten desmotivadas y otras temen ir en contra de la corriente. Este cambio de época ha permitido que muchos expresen opiniones consideradas “políticamente incorrectas” en sus lugares de trabajo, lo que complica la gestión de la diversidad.
En este contexto, algunas compañías optan por abandonar rápidamente sus compromisos con la diversidad, adoptando una postura similar a la famosa frase de Groucho Marx: “Estos son mis principios, si no le gustan, tengo otros”.
El tokenismo y sus consecuencias
El fenómeno del tokenismo, donde las empresas implementan medidas superficiales para aparentar un compromiso con la diversidad, ha llevado a que la agenda de género se encuentre en una situación precaria. Las decisiones a menudo se basan en impresiones y no en datos concretos, lo que alimenta la desinformación.
Términos como “ideología de género” se utilizan para desacreditar conceptos científicos, lo que contribuye a una atmósfera de reactividad y confusión. En este contexto, es esencial que las empresas no se dejen llevar por las corrientes políticas y mantengan su enfoque en la igualdad de género como un derecho constitucional.
Oportunidades en medio de la adversidad
A pesar de los desafíos, hay oportunidades significativas para avanzar en la igualdad de género. Las empresas que se comprometen genuinamente con la diversidad pueden obtener ventajas competitivas, tanto en reputación como en rendimiento económico. Un ejemplo de esto es Mattel, que ha logrado poner en el centro del debate la agenda feminista a través de su película Barbie. Además, la Unión Europea está impulsando legislaciones que exigirán un 40% de representación del género menos representado en los directorios de las empresas para 2026, lo que obligará a muchas organizaciones a reevaluar sus políticas de género.
Reflexiones finales
Es crucial que las empresas y los individuos reflexionen sobre sus próximos pasos en este camino hacia la igualdad de género. A pesar de los errores cometidos en el pasado, es un momento propicio para aprender y redoblar esfuerzos. La igualdad de género no debe ser vista como un lujo, sino como un imperativo social y económico. Si no se actúa con determinación, corremos el riesgo de perder los avances logrados y de desandar un camino que ha sido arduo y significativo. La clave está en separar lo superficial de lo esencial y continuar trabajando hacia un futuro más equitativo.
