Table of Contents
En un mundo donde el encarcelamiento en masa se ha convertido en una norma, la geógrafa y activista Ruth Gilmore desafía esta percepción. En su reciente visita a Brasil, Gilmore, una figura clave en el debate sobre el abolicionismo penal, expone cómo las prisiones no son una solución inevitable a los problemas sociales.
En su libro «Califórnia Gulag», argumenta que el sistema penitenciario no solo es ineficaz, sino que también perpetúa desigualdades profundas en la sociedad.
Desnaturalizando el encarcelamiento
Gilmore sostiene que la idea de que las prisiones son una parte natural del sistema de justicia es un mito que debe ser desmantelado.
«Las prisiones son vistas como el final del camino para quienes cometen delitos, pero esto es un problema en sí mismo», afirma. En lugar de enfocarse en la criminalización, propone un cambio de paradigma que busque entender las causas de la violencia y la inseguridad.
Esto implica crear espacios comunitarios, educativos y recreativos que ofrezcan alternativas a la violencia y la criminalización.
El impacto del punitivismo en la sociedad
El punitivismo, que se ha intensificado en las últimas décadas, no solo afecta a quienes son encarcelados, sino que también tiene repercusiones en la sociedad en su conjunto.
Gilmore señala que el aumento de las prisiones está ligado a un crecimiento de la desigualdad y a un fortalecimiento de las fuerzas de seguridad. «El encarcelamiento en masa no es solo un problema de justicia, sino un reflejo de las fallas en nuestra sociedad», explica.
Esta perspectiva invita a cuestionar cómo se distribuyen los recursos y cómo se construyen las políticas públicas en torno a la seguridad y la justicia.
Movimientos sociales y el futuro del abolicionismo
A pesar de los desafíos, Gilmore se muestra optimista sobre el futuro del abolicionismo penal en Brasil. Durante su visita, observó iniciativas locales que buscan construir una infraestructura abolicionista, aunque sean pequeñas. «Cada esfuerzo cuenta», dice, refiriéndose a las comunidades que están trabajando para ofrecer alternativas a la violencia. Sin embargo, también advierte sobre el peligro de que las políticas punitivas se normalicen, incluso entre aquellos que se oponen al fascismo y a la represión. La lucha por un sistema de justicia más equitativo y humano continúa, y el abolicionismo penal se presenta como una respuesta necesaria a las crisis actuales.