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La realidad de los agricultores mayores
En las primeras horas de la mañana, un grupo de agricultores ancianos se agolpa en una estación de metro en Chongqing, cargando enormes cestas de vegetales. Esta imagen, que contrasta con los imponentes rascacielos de la ciudad, refleja la dura realidad que enfrentan muchos en la segunda economía más grande del mundo.
A pesar de los esfuerzos del gobierno por impulsar el crecimiento económico, la vida para estos agricultores es una lucha constante por sobrevivir.
El costo de la vida rural
La agricultora Wu Baixing, de 71 años, es un ejemplo de esta lucha.
Ella camina durante una hora para llegar a la estación de metro más cercana, donde vende cebollas, lechugas y huevos. Su pensión mensual de menos de 200 yuanes (aproximadamente 160 reales) es insuficiente para cubrir sus necesidades básicas. «Vender verduras no es lucrativo», dice Wu, quien se enfrenta a la dura competencia de otros agricultores que también buscan vender sus productos en la ciudad.
Desafíos del transporte y la urbanización
Los agricultores mayores no solo enfrentan la competencia en el mercado, sino que también deben lidiar con el complicado sistema de transporte público. Muchos de ellos, como el agricultor Xiong de 69 años, necesitan tomar varios trenes para llegar a su destino.
A pesar de que los mayores de 65 años pueden viajar gratis en el metro, las transferencias entre líneas y el tiempo de espera pueden hacer que el viaje sea agotador. Liu Guiwen, de 72 años, menciona que gana alrededor de 30 yuanes (24 reales) al día, lo que apenas cubre sus gastos.
Compromisos gubernamentales y esperanza
En medio de esta situación, los líderes chinos han prometido tomar medidas para apoyar a los residentes rurales de bajos ingresos. Sin embargo, la urbanización avanza rápidamente y muchos agricultores sienten que sus voces no son escuchadas. Liu Lu’an, de 63 años, se siente afortunado de que sus hijos no sigan sus pasos en la agricultura, ya que la mano de obra para personas mayores es escasa. La realidad es que, a pesar de los esfuerzos del gobierno, muchos agricultores mayores continúan luchando por encontrar un lugar en la economía moderna.