El viento gélido de la subantártica golpea a Claudia Tigüel, una trabajadora de fábrica, mientras acampa frente a su lugar de trabajo en el extremo sur de Argentina. Junto a ella, miles de compañeros luchan por mantener la producción de teléfonos móviles en la región, amenazada por nuevas medidas del presidente Javier Milei. «Las fábricas son mi vida», expresa con preocupación.
La crisis en Tierra del Fuego
Tierra del Fuego, una provincia insular ubicada a mil kilómetros de la Antártida y a tres mil de Buenos Aires, ha visto crecer su industria gracias a un sistema de exenciones fiscales para el sector electrónico. Sin embargo, un reciente decreto de Milei anunció la eliminación gradual de los aranceles de importación sobre los teléfonos móviles, con el objetivo de fomentar precios más competitivos y ofrecer productos más baratos a los consumidores.
Frente a esta situación, los trabajadores de las fábricas de teléfonos en Tierra del Fuego, un sector que emplea a alrededor de 8,500 personas, convocaron a una huelga general, manifestándose en las calles el pasado miércoles. La protesta atrajo a miles de personas en Ushuaia, la capital provincial conocida como «la ciudad del fin del mundo», donde los marchantes recorrieron el Canal Beagle, soportando temperaturas de hasta menos cuatro grados Celsius.
El impacto en las familias
“Estamos luchando por nuestros empleos; muchas familias dependen de esta industria”, afirmó Paula Mayor, trabajadora de NewSan, uno de los principales fabricantes de electrodomésticos y teléfonos del país. Apenas se conoció el plan del gobierno, alrededor de 20 trabajadores instalaron un campamento frente a la planta de NewSan, manteniéndose cálidos gracias a fogatas encendidas en barriles vacíos.
Entre ellos se encuentra Tigüel, quien, con 48 años, expresa: “La mitad de mi vida está aquí. Es imposible no sentirme abrumada por lo que nos está sucediendo”. Una ley aprobada en 1972 exime tanto a residentes como a empresas de impuestos en la región, impulsando la instalación en un área de gran importancia geopolítica. En su momento, la población creció de 13,000 habitantes a cerca de 190,000 en la actualidad.
El futuro incierto
Los aranceles de importación de teléfonos móviles se reducirán del 16% al 8% en la primera fase del plan de Milei, antes de eliminarse por completo en enero de 2026. “Esto pone en riesgo el futuro de la provincia y de miles de familias”, declaró el gobernador Gustavo Melella en un post en la red social X.
El CEO del Grupo Newsan, Luis Galli, advirtió que las consecuencias «serán severas». El economista Juan Pablo de Luca estima que se perderán entre 3,500 a 4,000 empleos. “La industria promovida representa alrededor del 35% de la economía de Tierra del Fuego, incluyendo uno de cada cuatro empleos del sector privado. Solo en salarios, se representan 10 millones de dólares al mes”, explicó.
La identidad de la región
La principal crítica al modelo de producción local radica en su costo fiscal, debido a las exenciones de impuestos. Según el centro de investigación Fundar, el gobierno deja de percibir anualmente 1.07 mil millones de dólares debido al régimen industrial de la región, lo que representa el 0.22% del PIB. El instituto de estadísticas provincial de Tierra del Fuego informa que en 2024 se fabricaron más de 10 millones de teléfonos móviles de marcas como Samsung, Motorola, TCL, ZTE y Alcatel, abasteciendo el 96% del mercado nacional.
Sin embargo, el jefe de gabinete de Milei, Guillermo Francos, argumenta que las fábricas en Tierra del Fuego solo “ensamblan productos que llegan desarmados del extranjero.” El portavoz presidencial Manuel Adorni afirma que “en Argentina, un teléfono móvil 5G cuesta el doble que en Brasil o Estados Unidos” y que los precios podrían bajar hasta un 30% mediante importaciones, además de reducir el «contrabando y robo de teléfonos móviles».
La voz de los trabajadores
Frente a la planta de Ushuaia, los compañeros de Claudia sostienen la tienda de plástico contra el viento que aúlla. “La fábrica es mi vida. Crecí aquí. Después de trabajar tanto tiempo en un lugar, tus colegas se vuelven como familia”, comenta la trabajadora. Raúl Caucota, que ha trabajado en el mismo lugar durante 35 años, asiente a su lado. “En mi caso, es aún peor. A mi edad, no podría conseguir otro trabajo”, suspira.
Hace décadas, Raúl se trasladó desde el extremo norte del país, de la provincia de Jujuy, hacia el sur, buscando oportunidades para construir un futuro y criar a su familia. “Empezó como un trabajo, pero ahora es parte de lo que somos. Es un estilo de vida que defenderemos a toda costa”, declaró.